La Sección Séptima de la Audiencia, en una sentencia a la que ha tenido acceso Efe, dice que lo único demostrado es que los concentrados cantaron villancicos "en tono irónico alusivos a la gestión del denunciante al frente del Real Betis", lo que "carece de contenido penalmente relevante, habida cuenta de la condición pública del denunciante".
Además, la calle Jabugo de Sevilla donde se concentraron no era solo el domicilio particular de Lopera, "sino también un lugar notoriamente relacionado" con sus actividades como presidente del club bético.
Los 23 procesados, simpatizantes de la plataforma Por Nuestro Betis, fueron juzgados por presuntas amenazas, coacciones, injurias y vejaciones por la concentración del 23 de diciembre de 2008 en la que fueron identificados por la Policía, si bien en el juicio Lopera denunció que todos los miércoles se congregaban con amenazas de muerte e impidiéndole salir de su casa.
La Audiencia considera que la juez de instrucción 1 de Sevilla absolvió a todos los procesados tras valorar el caso "conforme a las reglas de la lógica y la experiencia" y señala que no es prueba de cargo suficiente el testimonio del propio Lopera y de su escolta por la "dependencia laboral" de este último.
Sobre la fiabilidad del escolta, dice la Audiencia que declaró en el juicio que el 23 de diciembre llovía pero en las fotos aportadas "no se aprecian señales de lluvia", por lo que los jueces consideran dudosa la afirmación de Lopera de que la declaración de este testigo fue "clara, rotunda y contundente".
Además, el escolta "dudó de la presencia" el día de los hechos de algunos de los denunciados, pese a que Lopera los identificó a todos, y otros que declararon no haber estado aquél día vieron su testimonio corroborado por quienes sí que estuvieron.
Como colofón, los jueces de la Audiencia reprochan del recurso de Lopera su "desafortunada expresión" de que la absolución de los opositores sea "patente de corso para nada".
El juicio tuvo lugar en octubre de 2009 en un ambiente de tensión, pues denunciante y denunciados coincidieron en una pequeña y abigarrada sala de vistas y la juez les llamó la atención en varias ocasiones por los comentarios que hacían ambas partes y por lo que denominó "miradas intensas" que intercambiaron.
En su declaración, Lopera afirmó que los denunciados le insultaban con palabras como "cabrón, hijo de puta o golfo", intentaban meterse en su vivienda y le amenazaban de muerte y con golpearle, lo que le obligaba a recogerse a las 6 de la tarde y no volver a salir.
Los acusados, por su parte, afirmaron que no estaban manifestándose ante el domicilio particular de Lopera, sino ante lo que ellos consideraban "el centro de poder del Betis, donde se firmaban fichajes y se atendía a la prensa", y defendieron su "derecho democrático a protestar" por la situación del equipo.
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