No hay espacio. Y hay otros intereses, como conoce y acepta sin rehuir cuestión alguna. Ni las que tienen que ver con su posición dentro de la compleja organización política por la que se presenta a las elecciones municipales, ni las que atañen al pacto de gobierno suscrito hace cuatro años, ni a la posibilidad de reeditarlo con modificaciones que, incluso, requirieran de la incorporación de un tercer socio.
Está a punto de cumplir ocho años de ‘matrimonio’ de gobierno. Si se dan las circunstancias, ¿se volverá a casar?
–Yo me presento con la idea de ser alcalde de Sevilla. Si toda la gente que ha disfrutado la transformación urbana observase que el impulso de esa realidad es debido a Izquierda Unida, tendríamos mayoría absoluta. Y si no soy capaz de convertir mi programa en programa de gobierno, no merecerá la pena gobernar. En 2003 y en 2007 gobernamos porque impusimos un acuerdo que recogía gran parte de nuestro proyecto programático. Si no puedo abrirle espacio a mi programa electoral, no gobernaremos, y nos quedaremos tan campantes.
Volviendo a la metáfora del matrimonio, ¿miraría para otro lado si se produjera una infidelidad y se diese un triángulo amoroso?
–Si ya es difícil poner de acuerdo a dos, a tres, programáticamente es muy complicado. Sobre todo cuando hay una derecha nacionalista representada por el PA. Un partido que practica la relación política sin supeditarla a la ideología, es un partido poco fiable.
¿Cree que estará el PA en la corporación?
–Tengo la impresión de que no, pero no tengo datos. Con el dinero de una encuesta, yo hago una campaña. Además, las encuestas no son para medir el estado de opinión, sino para generarla.
¿Imponer el programa hace que merezca la pena gobernar con el partido que ha impulsado la última reforma laboral?
–El Partido Socialista ha frustrado con tres grandes ‘tes’ de traición los apoyos de sus bases sociales: el movimiento pacifista, el movimiento ecologista y los trabajadores, pero nuestro ámbito de acuerdo ha sido local, y aquí hemos hecho todo lo contrario.
El tartazo que recibió un delegado de distrito durante un desalojo de una casa ‘okupa’, ¿no significa que ha roto también Izquierda Unida con los movimientos sociales más alternativos de la ciudad?
–No. No hay ninguna consideración de animadversión contra ningún movimiento alternativo, aunque pueda compartir más o menos alguinas de sus tácticas. Somos hijos de la misma cultura, pero no creo que sean de ultraizquierda. De ultraizquierda soy yo.
Y qué le parece que la policía tenga que emplear la fuerza para desalojar a ocupas o a jóvenes bebiendo en la calle.
–La violencia no es el camino, pero hay que lograr una nueva cultura en la que el uso del espacio público se haga sin agredir libertad de los demás.
Los principales temas que se están abordando en la campaña son, prácticamente, de ámbito nacional. ¿Tan bien está Sevilla?¿No hay problemas?
–El único que está hablando de Sevilla soy yo, y me están tirando de la lengua para que hable de otras cosas. Sevilla tiene déficits, y necesita por lo menos otros cuatro años con Izquierda Unida en el gobierno para hacer una ciudad más solidaria y más sostenible.
Las dos imputaciones judiciales a las que hace frente, ¿le preocupan más en el plano personal o en el político?
–Yo tengo la absoluta convicción de mi inocencia. No hice otra cosa que votar junto al resto del consejo una propuesta de la mesa de contratación. Políticamente, claro que me preocupa, porque aparece un linchamiento moral a treinta días de las elecciones. Quienes desde mi organización me han pedido que de un paso atrás lo han hecho por desconocimiento.
¿Se lo ha explicado a Llamazares?
–Llamazares no me ha llamado, y no voy a entrar en lo que algunos están buscando: crearme una contradicción en un momento en el que mi pensamiento político está en alza. Que diga Llamazares lo que quiera.
¿Hay una campaña contra usted? ¿El célebre ‘tea party’?
–Claro que la hay. Lo que no creo es que en esa campaña esté el poder judicial. Pero que hay una campaña económica y mediática... yo he estado cenando con tiburones de la ciudad y me han amenazado con Tablada.
Estamos escuchando hablar de pactos, de que gobierne la lista más votada, pero parece que nadie se cree ni su propia mayoría absoluta.
–El Partido Popular ha hecho una política de tierra quemada y ha quedado incapacitado para aliarse con nadie, y ahora quiere hacer algo tan antidemocrático para que, sin representar a la mayoría de los sevillanos, pueda gobernar.
¿Qué es la Semana Santa?
–La Semana Santa es la expresión cultural religiosa y lúdica que ni comparto ni vivo, pero que respeto absolutamente. La persona que quita y pone los bolardos, y facilita la salida de las cofradías, se llama Antonio Rodrigo Torrijos
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