El objetivo es frenar el excesivo uso de bolsas de un solo uso y promover las de tela, menos contaminantes, ya que cada sevillano gasta unas 300 al año.
Entre los consumidores existe la idea de que en el fondo lo que importa es la recaudación impositiva y la mayoría cree que otros países nos llevan bastante ventaja en esto de ahorrar y contribuir al medio ambiente.
En Alemania, hay contenedores específicos para depositar el vidrio y las bolsas. Se dan unos vales que después el consumidor canjea en el supermercado, devolviéndole el impuesto abonado.
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