Los taiwaneses se entrenan para mejorar su preparación ante un eventual escenario de guerra, en medio del clima de tensión entre Taipéi y Pekín
Traslados de heridos, primeros auxilios y pruebas de orientación fueron algunas de las labores que llevaron a cabo este sábado más de un centenar de taiwaneses para mejorar su preparación ante un eventual escenario de guerra, en medio del clima de tensión entre Taipéi y Pekín.
Bautizado como 'Operación Urraca Azul', este simulacro organizado por la Academia Kuma en un parque de Taipéi puso a prueba las habilidades de supervivencia de 120 personas, la mayoría de ellas sin experiencia previa en este tipo de situaciones.
La operación arrancó bajo una intensa lluvia y sin que ninguno de los participantes supiera con antelación lo que tenía que hacer, lo que añadió una capa de realismo e incertidumbre a los primeros compases de las maniobras.
Divididos en equipos de diez integrantes, y con un asesor que se encargaba de marcar el paso al resto de sus compañeros y supervisar su toma de decisiones, cada grupo tuvo que encontrar primero el campamento base y, después de recibir órdenes por parte de los instructores, ir en busca de posibles heridos.
Uno de los equipos más aventajados se encontró con un hombre que, entre desgarradores gritos de dolor, yacía en el suelo con la pierna inmovilizada: los participantes tuvieron que evaluar el alcance de la lesión y trasladarlo en una suerte de carretilla para que recibiera asistencia en el campamento.
Con el paso de los minutos, ese centro médico se convirtió en un ir y venir de heridos de diversa consideración: algunos de ellos eran capaces de trasladarse por sus propios medios, con lesiones menores en la cara o en los brazos, y otros lo hacían en camilla o directamente sobre los hombros de alguno de los participantes.
Tras completar las labores de rescate, los equipos se enfrentaron al último de los ejercicios, una prueba de resistencia física que consistió en encontrar un refugio mediante distintas técnicas, entre ellas la lectura de mapas y la formación de grupos de reconocimiento, para determinar la ruta “más segura” y “menos exigente” en términos de gasto de energía.
“El 70 % de los taiwaneses reside en ciudades, así que es bastante probable que una situación con múltiples heridos pueda suceder en medio de una metrópolis”, afirmó el director ejecutivo de la Academia Kuma, Chu Fu-ming, antes del comienzo de la operación.
Las organizaciones de defensa civil han adquirido un gran protagonismo en Taiwán durante los últimos años, especialmente a raíz de la invasión rusa de Ucrania, que llevó a miles de taiwaneses a replantearse la posibilidad de que China ataque la isla en un futuro cercano.
Creada en 2021, la Academia Kuma pretende mejorar la “resiliencia” de la sociedad taiwanesa a través de cursos de capacitación y ejercicios que simulan escenarios bélicos, al tiempo que busca concienciar a la población sobre la necesidad de “defender” la isla en caso de que estalle un conflicto armado con China.
El simulacro de este sábado se produce, además, en un contexto de creciente tensión entre Taipéi y Pekín: el presidente isleño, William Lai, defiende que la República Popular China y la República de China (nombre oficial de Taiwán) “no están subordinadas entre sí”; un planteamiento rechazado por las autoridades chinas, que insisten en que la “reunificación” entre la isla y el continente es una “tendencia histórica imparable”.