Los fabricantes que añadían estos productos a los fideos, uno de los platos básicos de la alimentación china, están ubicados en la ciudad de Dongguan, provincia de Cantón.
Las autoridades se incautaron de una gran cantidad de fideos, aunque no especifican la cifra, después de descubrir que el producto no sólo contenía aditivos nocivos, sino que además estaba fabricado con maíz en lugar de batata, como se anunciaba en el envoltorio.
De esta manera, los fabricantes reducían los costes de producción, ya que una tonelada de fideos con harina de maíz cuesta unos 461 dólares, mientras que el precio se dispara hasta 766 con la batata.
Según denunciaron los propios trabajadores, es posible que 50 toneladas de fideos adulterados hayan accedido al mercado.
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