Según el presidente de Cajamar Caja Rural, Antonio Pérez, en un comunicado la fusión “refuerza la presencia y contribución del cooperativismo de crédito en el sistema financiero de la Comunidad Valenciana, mediante una entidad renovada, con más fortaleza, recursos y medios para prestar servicios y financiar al tejido productivo valenciano, especialmente del sector agroalimentario”.
Como consecuencia de esta unión, Cajamar Caja Rural asume el legado valenciano y origen territorial de Caja Campo, al tiempo que los socios, clientes y empleados de ésta se incorporan a una entidad que, explica el comunicado, “mejora su posición en el mercado, consolida la política de expansión y diversificación de su actividad, aumenta la dimensión de la red comercial, refuerza las estructuras de gestión y aprovecha las economías de escala”.
Cajamar se convirtió a finales del pasado año en la primera caja española en liderar un proceso de fusión bajo la fórmula SIP (Sistema Institucional de Protección). El SIP permite a las entidades reforzase entre sí mediante la concentración de su negocio y sus políticas de gestión y de control de riesgos, solvencia y liquidez, pero manteniendo cada una su personalidad jurídica y sus órganos de gobierno y dirección, sedes sociales y la gestión del fondo de educación y promoción.
Las dos entidades señalaron que Caja Campo no desaparecerá tras la fusión, sino que evoluciona y se transforma, convirtiéndose en Cajamar Caja Rural, “preservando su mismo espíritu”.
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