Salvar al soldado Turina

Publicado: 18/04/2011
Lo que han hecho un grupo de músicos y hosteleros por salvar el Festival Joaquín Turina es, por increíble, digno del propio Spielberg
Conseguir resucitar un festival de música dedicado a la figura de Joaquín Turina al que todos daban por muerto (no al músico, que es evidente, sino al evento) y hacerlo además sin ayuda económica de las propias administraciones que lo auspiciaron y consiguiendo que bajen el caché no sólo los artistas, sino también los hoteles en los que se alojarán y los restaurantes en los que almorzarán es poco menos que una proeza en los tiempos que corren.Cabe imaginarse a los promotores del festival ateridos de frío en las lanchas del desembarco de Normandía, luchando por salvar al mundo de un final perverso, aunque en esta ocasión lo único que corriera peligro fuera la celebración de un festival que, de haberse suspendido, habría tenido una efímera historia, reducida a sólo dos ediciones. Si la música en general y la vida del músico en particular son románticas por la propia concepción del arte, la heroicidad demostrada por quienes también pasan lo suyo por mor de los recortes de fondos públicos es una historia de amor épico que emociona desde el mismo planteamiento. Dice el argumento convencido en tópico durante los dos últimos años, que la actual coyuntura económica servirá al menos para redimensionar aquello que se hubiera salido de madre, y puede que éste sea un ejemplo a tener en cuenta.

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