Claro que no toda la culpa fue de Lesma que ayer no tuvo su mejor día. En el minuto 44 del primer periodo, por ejemplo, no vio unas manos de libro de Raúl Llorente dentro del área, cuando despejó a córner con el antebrazo un balón que buscaba portería. Era penalti y expulsión, reglamento en mano. Tampoco vio, aunque esas manos eran más complicadas de ver, aunque si el auxiliar hubiese estado bien situado las hubiese visto, cómo Barragán se acomodaba el esférico con las manos para entregárselo a Javi Jiménez. Fue un penalti absurdo, tonto, tontísimo porque el futbolista estaba solo, pero penalti. Tampoco lo vio.
Pero penaltis y decisiones arbitrales erróneas al margen, aunque lo cierto es que en el descuento marcaron el resultado final, no es menos cierto que el Xerez con el 0-1 no supo matar el partido y que Javi López se equivocó de manera total con los cambios. Decía en sala de prensa que habían sido por circunstancias, pero si un equipo, como el Xerez, se está jugando la temporada y necesita ganar no es de recibo que con el 1-1 se retirase del campo a José Mari para dar entrada a Bruno Herrero. Bruno estaba esperando en el lateral, pero el partido iba 0-1. Si te empatan, lo lógico es que mandes a Bruno al banco y mantengas a José Mari como una apuesta ofensiva. No fue así. También retiró del campo a Capdevila, que podría estar cansado, y dio entrada a un Pablo Redondo que no está y que no estuvo en el tiempo que se mantuvo sobre el terreno de juego. Sólo se vio para sacar alguna falta o en alguna acción a balón parado.
El equipo, tras los cambios, se desquició un tanto y ahí se reflejó en que la posesión del balón a favor del Valladolid fue de un 67 a 33, cuando en el primer periodo las fuerzas habían estado muy igualadas. El dato se tiene en que el Xerez, desde que en el minuto 48 marcase, en un cabezazo de Lombán que encontró puerta en un lamentable error de Javi Jiménez, ya no se asomó por la puerta vallisoletana, por lo que el joven guardameta pucelano tuvo muchos minutos para pensar en lo nefasta que fue su salida de puerta.
Así es muy difícil ganar un partido, un partido en el que le iba la vida misma al equipo xerecista. En el primer tiempo se jugó bien, con entereza, no se crearon excesivas ocasiones de peligro, pero el equipo tenía peso, entidad. El trivote funcionaba y el agujero estaba en banda derecha donde Nauzet y Barragán hacían casi siempre un dos contra uno con Raúl Llorente, que además tuvo algún que otro error en tareas defensivas, que le pudo costar caro a Chema que fue, sin duda, de lo mejor de los xerecistas.
En el minuto 15 José Mari cabeceó bien y un minuto más tarde Bermejo no ganó un claro un uno contra uno con Javi Jiménez. Tampoco lo ganó con posterioridad Javi Guerra ante Chema. Cordero envió fuera, el penalti de Barragán, un centro de Capdevila que Bermejo mandó al palo y luego el penalti de Raúl Llorente. El primer tiempo no fue vistoso, pero tácticamente fue bien jugado por el Xerez, todo lo contrario que el segundo donde pudo ganar, pero perdió...,como casi siempre.
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