Desde que amaneció, las sirenas antiaéreas se han activado solo una vez del lado israelí, debido a un dron
La frontera entre Israel y Líbano, que vivió ayer una dura escalada del intercambio de fuego entre el Ejército israelí y el grupo chií Hizbulá, amaneció este lunes en relativa calma.
Desde que amaneció, las sirenas antiaéreas se han activado solo una vez del lado israelí, debido a un dron.
"Tras las sirenas que sonaron entre las 07:03 y las 07:05 (al rededor de las 04:00 GMT) al este del Mar de Galilea, el Sistema de Defensa Aérea de las Fuerzas de Defensa de Israel interceptó con éxito un objetivo aéreo sospechoso que fue identificado en la zona", indicó el Ejército en un comunicado.
El incidente ocurrió cerca de las fronteras con Jordania y Siria, al sur del área normalmente atacada por Hizbulá.
Según la Radio del Ejército el dron habría despegado desde Siria y no desde Líbano, lo cual es probable pero poco usual.
La madrugada del domingo, Israel realizó intensos bombardeos en el sur de Líbano, con más de 100 aviones de combate, luego de que el Ejército identificó que Hizbulá se preparaba para un inminente ataque a gran escala que apuntaba al norte y centro del país.
La milicia proiraní había prometido este ataque hace semanas, en venganza por el asesinato de su máximo comandante militar, Fuad Shukr, en un bombardeo israelí el 30 de julio a las afueras de Beirut.
Hizbulá dijo haber lanzado más de 300 proyectiles, mientras el Ejército israelí detectó unos 210 cohetes y 20 drones explosivos que fueron interceptados en su mayoría.
La jornada dejó cuatro muertos: tres en el sur de Líbano, uno de los cuales miliciano del grupo chií Amal, y un soldado de la Marina israelí, mientras la milicia chií dijo ayer que su represalia "fue completada y lograda".
A pesar de la calma, Israel mantiene el estado de emergencia militar, aprobado ayer por el ministro de Defensa, Yoav Gallant, que permite a las fuerzas armadas israelíes dar instrucciones a la población en caso de nuevos ataques.
Hizbulá se solidarizó con el grupo islamista palestino Hamás, que controla la Franja de Gaza, cuando inició su guerra contra Israel en octubre del año pasado.
Desde entonces, el cruce de fuego en la frontera entre Israel y Líbano ha aumentado hasta convertirse en el más grave desde el conflicto de 2006, y se ha cobrado la vida de más de 630 personas, la mayoría de lado libanés y en las filas de Hizbulá, que ha confirmado unas 400 bajas, pero también han muerto unos 125 civiles libaneses.
En Israel han muerto 49 personas en el norte: 23 militares y 26 civiles, incluidos 12 menores en Majdal Shams, en los Altos del Golán ocupados a finales de julio, que elevó la tensión.
Irán, el máximo enemigo de Israel, también prometió represalias por un ataque en Teherán -que atribuye a Israel- el 31 de julio que mató al entonces líder político de Hamás, Ismail Haniyeh.