Las nadadoras españolas Ángela Martínez y María de Valdés se quedaron lejos de la lucha por las medallas tras concluir este jueves en la décima y la decimoséptima posiciones, respectivamente, en los 10 kilómetros en aguas abiertas de los Juegos Olímpicos de París.
Una prueba que confirmó a la neerlandesa Sharon van Rouwendaal como la indiscutible reina de la especialidad, tras colgarse en las aguas del río Sena su segunda medalla de oro, ocho años después de subir a lo más alto del podio en Río de Janeiro.
Impresionante palmarés al que sumar la medalla de plata que logró en los Juegos de Tokio 2020 tras verse superada por la brasileña Ana Marcela Cunha, que en esta ocasión se tuvo que conformar con la cuarta plaza.
Completaron el podio la australiana Moesha Johnson, que tras dinamitar la prueba con un fuerte ritmo se tuvo que conformar con la plata, y la italiana Ginevra Tadeucci, que se colgó el bronce.
Si en los días previos al inicio de la competición toda la atención se centro en la salubridad de las aguas del Sena, al final lo que condicionó la prueba fueron las fuertes corrientes que se generan en el río parisino
"Yo creo que es la carrera más complicada que he hecho en toda mi trayectoria deportiva. La ida teníamos la corriente a favor y era sencillo, pero en la vuela teníamos que ir rozando prácticamente rozando la pared, porque si te ibas un poco más hacia el centro te ibas atrás con la corriente", explicó María de Valdés.
Corrientes que las nadadoras apenas pudieron estudiar antes de iniciarse la prueba, tras suspenderse el entrenamiento previsto para el pasado martes por las condiciones del agua y verse reducido el del miércoles a diez minutos.
"Fue una situación muy rara, porque llegamos y todo el mundo estaba esperando a ver qué hacían los otros. Nadie quería ser el primeo en tirarse al agua y todos mirándonos hasta que uno se animó y ya fuimos todos, pero no fueron más de diez minutos porque no quería arriesgarse a que no pusiéramos malas", señaló Ángela Martínez.
Una circunstancia que no benefició a las nadadoras españolas, que, sorprendidas por el fuerte ritmo con el que arrancó la prueba, cerraron la primera vuelta, de las seis en que constaba el recorrido, lejos de las posiciones de cabeza.
"Ha sido una locura de carrera. Yo pensaba que iba a ser una prueba progresiva en la que en la segunda parte de la carrera iba a tener que tirar mucho más fuerte, pero lo cierto es que se ha ida a tope desde el minuto uno", indicó Martínez.
La nadadora ilicitana, que completó la primera vuelta en la decimonovena posición, fue remontando hasta concluir en el décimo puesto.
"Creo que para ser mis primeros Juegos no está tan mal un décimo puesto, aunque la verdad es que había pensado en hacer alguna posición menos", reconoció Ángela Martínez.
Siete puestos más atrás, en el decimoséptimo, concluyó la malagueña María de Valdes, que llegaba a la capital francesa con el cartel de aspirante tras colgarse el pasado mes de febrero la medalla de plata en los Mundiales de Doha.
"La verdad es que no he salido satisfecha del agua. He estado trabajando mucho durante todos estos años y no ha salido el resultado que esperaba, pero esto es el deporte, y espero corregir los errores que he cometido y mejorar de cara al futuro", dijo De Valdés.
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