Los rusos demuestran que han afinado el difícil arte de hacer queso tras diez años de sanciones en un festival que se celebra este fin de semana en la región de Moscú y que reúne a participantes de todo el país.
"Llevo 27 años dedicado al queso, es algo que simplemente me gusta hacer. Es un arte. Antes importábamos mucho queso de Europa, ahora lo producimos nosotros mismos", comentó a EFE Alexandr Vidiojin, propietario de una fábrica en la región de Vladímir, a unos 180 kilómetros de la capital rusa.
El queso manchego, una meta a alcanzar
'Uyezdni Dar', la pequeña factoría que Vidiojin gerencia junto a su esposa y da trabajo a otras diez personas, produce quesos de leche vacuna, caprina y bovina, al procesar alrededor de una tonelada diaria, lo cual "no es mucho" -confiesa- en comparación con empresas semejantes de España o Italia.
"Utilizamos muchos fermentos italianos. Nos gusta también mucho el queso manchego español", un nivel de calidad que aspira alcanzar, dice.
Al igual que alrededor de 300 fabricantes de cincuenta regiones rusas, Alexandr vino al Festival del Queso a "darse a conocer y conocer a otros, aprender y enseñar".
Repartidos en varias carpas que albergan múltiples puestos a modo de recinto ferial, productores de regiones rusas como Krasnodar, Briansk, Voronesh, Rostov e incluso la anexionada península de Crimea, se dan un baño de masas en una marea de visitantes que catan y compran sus apetitosas mercancías.
Hay quesos para todos los gustos y de todos los colores: en los mostradores se amontonan las ruedas de parmesano, las barras de gouda, chédar, los camembert cuidadosamente envueltos, diversos quesos azules de caprichosos moteados y muchas más variedades que alegran la vista y excitan el paladar.
Sanciones que abren oportunidades
Alexandr Mólotov, quesero de la región de Kursk, cuenta a EFE que su granja existe hace 200 años, sin embargo, se enfrascó en la producción de quesos hace apenas una década, cuando Rusia vetó las importaciones de productos lácteos procedentes de la Unión Europea en respuesta a las sanciones por la anexión de Crimea.
Esta prohibición abrió un nicho que los productores rusos intentaron ocupar inmediatamente, incluso a pesar de la ausencia de una tradición de fabricación de quesos semejante a la europea que se convirtió en un reto muy difícil de superar.
"Justamente este año celebramos el décimo aniversario de ese magnífico suceso que impulsó el desarrollo de los granjeros rusos. Una profunda reverencia a quienes impusieron las contrasanciones", sonríe Mólotov.
Mijaíl, representante de la fábrica de productos lácteos Novator de la ciudad de Dzhankói, en Crimea, explicó a EFE que las sanciones obligaron "a buscar nuevas soluciones, y eso estimuló determinado crecimiento, determinado desarrollo".
"Resultó que determinados tipos de quesos como el camambert, el burrata, el mozarella, dejaron de suministrarse al país, y muchos productores locales, incluyéndonos a nosotros, decidimos aprender a hacerlos y nos están saliendo bastante bien", añade, señalando con un gesto las mercancías en el mostrador.
"Como verá, tenemos todos estos productos, incluyendo quesos azules. Esto nos favoreció, las sanciones nos impulsaron", zanjó.
Queso italiano hecho en Rusia
No solo los fabricantes rusos han intentado ocupar el nicho abierto por las sanciones: la empresa Fattoria Marian, con sede en el distrito de Klin, al noroeste de Moscú, pertenece a dos italianos, Andrea y Silverio Marian, padre e hijo, que decidieron establecer una cabeza de playa en estos parajes.
"Todos nuestros especialistas en queso y embutidos son italianos y nuestras producciones se fabrican en base a recetas tradicionales italianas", dice a EFE Svetlana, empleada de la fábrica que atiende el puesto.
Añade que Andrea "siempre soñó, desde su infancia, con tener su propia granja y su propia fábrica de queso. Y cumplió su sueño en el distrito de Klin", en 2019.
Sin embargo, para los productores rusos el camino por recorrer todavía es largo, reconoció Vidiojin, quien apostó por continuar elevando la calidad.
"La gente comienza a comprender nuestros productos, comprende en qué se diferencian los productos de las granjas de las producciones masivas. Estos últimos son para la comida diaria, pero los nuestros son para el placer y también como una alternativa de comida totalmente natural", aseveró.
Tras visitar este viernes el Festival del Queso, abierto al público hasta el próximo domingo, la ministra de Agricultura rusa, Oxana Lut, afirmó que en la última década se duplicó la fabricación de este rubro en el país, alcanzando el año pasado una producción de 800.000 toneladas.
"La próxima tarea radica en impulsar las marcas de queso ruso en el mercado internacional, donde podría ocupar su nicho y competir exitosamente con otras muchas marcas reconocidas", instó.