La amistad es un fenómeno que pertenece a la dimensión humana. Es un hecho que ahuyenta la soledad, el desamparo y trae consigo empatía y consuelo. Celebrar la amistad significa tenerla presente y atenderla como se merece, por eso cuenta con un Día D que se festeja en distintas latitudes del planeta.
“No dejes crecer la hierba en el jardín de la amistad”, decía Platón. Epicuro, para disfrutar de la felicidad y de una vida plena, se retiró con algunos pocos amigos a su propio jardín. “Quien tiene un amigo tiene un tesoro”, reza el dicho español. Algo tan importante como esto, tenía que tener su propio Día mundial para celebrarlo, por supuesto que sí.
La Asamblea General de las Naciones Unidas designó que, a partir de 2011, se celebrara el Día Internacional de la Amistad, concretamente el 30 de julio. Inspirado en el Día del Amigo, que ya se festejaba en varios países, decidieron hacer extensiva esta celebración. Y no sólo para compartir ese momento con los amigos individuales, sino como una oportunidad de encuentro entre diferentes culturas, pueblos y países, una ocasión para tender puentes entre las comunidades e inspirar iniciativas de paz. Algo que viene muy bien recordar en estos tiempos convulsos.
¿Qué es un amigo?
Etimológicamente la palabra proviene del latín, en esa lengua la palabra "amicitĭa", significa amistad. Que a su vez viene del término amīcus, amigo. En último término, amigo proviene del verbo "amāre", que significa amar.
El amigo sería, así, una persona a la que se ama. Un amor a una persona que no es de nuestra propia familia. No es un amor romántico, ni sensual, es un tipo de amor especial a una o varias personas que nosotros hemos elegido y que elegimos conservar a través de los años, porque ello nos reporta una gran satisfacción.
Es una relación especial que se diferencia del amor de pareja. Para terminar de aclarar en qué consiste, nada mejor que acudir a las palabras del gran escritor argentino Jorge Luis Borges. Palabras que pronunció en 1980 en una entrevista con el periodista español Soler Serrano: “La amistad no necesita frecuencia, el amor sí. La amistad puede prescindir de la frecuencia o de la frecuentación (…) Yo tengo amigos íntimos que veo tres o cuatro veces al año”.
A veces la vida se complica y es difícil ver con frecuencia a los amigos, o simplemente la vida separa caminos. Pero, con los buenos amigos, se crean sólidos puentes, que no derriba ni el tiempo ni la distancia.
Antecedentes del Día de la Amistad
Pocas cosas hay en la vida más placenteras que una cena con amigos. Fue precisamente en una de ellas, en el pequeño pueblo de Puerto Pinasco, en Paraguay, cuando el doctor Ramón Artemio Bracho, sugirió a sus amigos celebrar esa cruzada. Una campaña que pusiera en todo su valor a la amistad, para celebrar una cultura de la paz y el entendimiento entre los seres humanos.
Corría el 20 de junio de 1958, y la propuesta tuvo muy buena acogida. Rápidamente se extendió por todo el país, celebrándose a partir de entonces, los días 30 de julio de cada año. Durante esa fecha, los amigos se buscan y se felicitan por su amistad, se obsequian con regalos y quedan para celebrar esa grata unión que tienen en común, ya sea en bares, discotecas o, como en su origen, en una cena con sus amigos íntimos.
Esta celebración se va adaptando a los cambios sociales y, los más jóvenes, suelen enviar felicitaciones virtuales no sólo a sus amigos reales, sino también a sus amigos virtuales.
Parece que este es el más claro antecedente del Día de la Amistad de las Naciones Unidas, pero aun así, hay otro más, que también procede de los países latinoamericanos.
Día del Amigo
Además del Día de la Amistad, en otros lugares, se celebra el Día del Amigo. Este tuvo su origen en una idea del argentino Enrique Febbraro. Un polifacético e inclasificable personaje que, además de tener su clínica de odontología, era psicólogo, escritor y músico, entre otras ocupaciones.
Este hombre, se sintió profundamente conmovido con la llegada del hombre a la luna el 20 de julio de 1969. Considerando este gran hito para la humanidad, como una muestra de su progreso, se sintió muy cercano a los astronautas “Fuimos sus amigos y ellos amigos del universo”.
Tan emocionado estaba que escribió mil cartas a conocidos y referentes de todas partes del mundo, celebrando la amistad y recibiendo de vuelta cerca de setecientas contestaciones. “La amistad es la virtud más sobresaliente porque es desinteresada”, manifestaba el polifacético doctor.
Como reza el Rotary Club, del cual era un miembro activo, “un amigo no da consejos, ayuda, acompaña”. “Mi amigo es mi maestro, mi discípulo y mi condiscípulo (…) Ambos aprendemos y vamos recorriendo el camino de la vida, creciendo. Sólo el que te ama te ayuda a crecer”.
Febbraro continuó luchando por su particular sueño y se fue reuniendo con políticos, autoridades religiosas y representantes de la comunidad. Su idea fue bien recibida y diez años después, en 1979, un decreto gubernamental de la provincia de Buenos Aires, declaraba que se “Auspiciase la celebración del Día Internacional del Amigo a realizarse el día 20 de julio de cada año”.
Esta idea se fue extendiendo por los países de alrededor, como Uruguay y Brasil, que también celebran el Día del Amigo el 20 de julio.
Curiosamente también de ahí surgió la idea de celebrar el Día del Amigo en Perú, a partir de un grupo de personas que viajaron a Argentina en 2004 y disfrutaron las celebraciones de esta fiesta. Quisieron importar esta bonita costumbre a su país, para honrar y conmemorar a sus amigos. Esta idea fue recogida por una conocida marca de cerveza del país, quien impuso su celebración el primer sábado de julio.
En los países anglosajones, como Gran Bretaña, Estados Unidos o Canadá, el International Friendship Day, se celebra el primer domingo de agosto, así como en otros países de Asia.
Las celebraciones de la amistad son tan variadas y en fechas tan dispares como diferentes son los amigos, pero sean cuando sean, tengan fecha oficial o no, no se olviden de celebrar la amistad. Uno de los mayores valores que ofrece la vida, ya que, como es de sobra conocido: “las penas compartidas se dividen, y las alegrías compartidas se multiplican”.
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