El presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, resaltó ayer que el hecho de que las cajas de ahorros estén sujetas a una regulación específica y a un control social de sus actividades está resultando “un buen antídoto contra aventuras financieras”.
Según Chaves, una de las razones de la solidez del sistema financiero tiene que ver con el mayor peso relativo que tienen en España las cajas de ahorro y que, en algún momento, se “ha querido señalar como una especie de anomalía de nuestro entramado financiero”.
El presidente andaluz hizo esta reflexión durante su intervención en el acto de presentación del Informe Económico y Financiero de Andalucía 2008, realizado para CajaGranada por la sociedad Eseca. Tras recordar los datos del último informe, en el que se hablaba de la década de mayor crecimiento económico de Andalucía, Chaves resaltó que el de este año ya describe algunos de los problemas surgidos en el último trimestre de 2007, aunque “nadie está en condiciones de poder predecir las dimensiones exactas que tendrá la crisis”.
Reconoció el “claro debilitamiento” de la economía andaluza, con el primer descenso interanual del empleo en los últimos catorce años y una tasa de inflación que se situó en torno al 4,5% en el segundo trimestre de 2008, aunque destacó que la economía andaluza seguirá creciendo aunque con tasas muy inferiores a las de ejercicios anteriores, mientras que se perderán unos 50.000 empleos en 2009.
Ante esta situación de crisis, desde todos los ámbitos de responsabilidad pública y privada “estamos impelidos a adoptar las medidas necesarias para salir de ella cuanto antes y con la mayor fortaleza posible”, remarcó Chaves, tras subrayar que se trata de un problema global que requiere soluciones globales. La mejora en investigación, desarrollo e innovación y el avance en la gestión medioambiental y el uso de las energías renovables son algunos de los datos más destacados del Informe Económico y Financiero de Andalucía 2008.
El informe recoge el balance de 2007, año en el que el PIB andaluz creció un 3,8% a pesar del menor dinamismo de la construcción. En ese periodo la agricultura creció un 1,3% respecto al año anterior mientras que el industrial creció un 4,61%, inferior al de años anteriores.