Un total de 66 policías extranjeros patrullan este año los 4.000 kilómetros de las diferentes rutas del Camino de Santiago que discurren por España. Lo hacen de la mano de la Guardia Civil para ayudar a los peregrinos a llegar a su meta sanos y salvos y con todas sus pertenencias. Una experiencia a repetir.
Es después de Semana Santa cuando se incrementa el número de peregrinos que hacen las diferentes rutas jacobeas de España, cuyos trayectos discurren -un 97 por ciento del total de los caminos- por territorio demarcación de la Guardia Civil.
De esos 66 agentes extranjeros, 13 ya han concluido su misión en España (en los meses de abril y mayo). El resto, hasta 53, siguen apoyando a los peregrinos en su periplo por las distintas rutas hasta el 31 de octubre.
Los agentes extranjeros pertenecen a Italia (Carabinieri), Francia (Gendarmería ), Portugal (Gendarmería Nacional Republicana), Alemania (Polizei), Brasil (PRF) y EEUU (NYPD).
Y se despliegan en Galicia, Asturias, Castilla y León, Extremadura, La Rioja y Cantabria, según los datos facilitados a EFE por la Guardia Civil.
Todos ellos trabajan en coordinación con los agentes del Instituto Armado, bajo el paraguas del Plan de Seguridad Jacobeo 2024, cuya finalidad es garantizar la protección y la seguridad pública a lo largo del Camino de Santiago.
Con el peregrino en el centro de estas medidas de protección, el plan tiene como objetivo prevenir la comisión de delitos contra las personas aprovechando el paso de peregrinos, los robos y daños en el patrimonio histórico y el medio ambiente, la paralización intencionada de servicios públicos esenciales o la alteración intencionada de las señalizaciones del Camino.
Y dado que aumenta el tráfico de coches por motivo de verano, la Guardia Civil lo tiene en cuenta y hace especial hincapié en cómo esto puede afectar a los peregrinos, sobre todo a los que hacen el Camino en bicicleta, sin olvidar el control de la normativa vigente en los establecimientos hoteleros.
Un enriquecimiento personal y profesional para la gendarme Manon Bavay
Manon Bavay tiene 27 años, está destinada en la Brigada Territorial Autónoma de Breuillet, en Francia. Ha estado comisionada en la Oficina Móvil de Atención al Peregrino (OMAP) de la provincia de Zamora un mes, hasta el pasado 1 se julio.
"Ansiosa por nuevas experiencias, particularmente en el extranjero, vi una oportunidad real en el Camino. De hecho, qué mejor manera de descubrir una institución que sumergirse en ella durante un mes", cuenta a EFE.
Reconoce que le gusta descubrir gente nueva y la cultura y tradiciones de un país. Pero, además, trabajar a lado de la Guardia Civil le ha permitido ver cómo actúa. "Es un verdadero enriquecimiento para una gendarme joven como yo", recalca.
Aunque en junio no había muchos peregrinos franceses, los que ella trató le trasladaron una "sensación de seguridad", más aún cuando les explicó que estaba aquí para ayudar a la OMA y más particularmente a los peregrinos franceses. "Parecieron tranquilizados y confiados", apostilla.
Y tacha de "maravillosa" la relación con los agentes españoles. "No podría soñar con nada mejor. Cada uno de ellos me acogió bajo su protección y creó un clima de confianza. Fue de buen humor y compartiendo como pasó mi mes".
Bavay se integró rápidamente, nunca se sintió excluida, sino que conocía desde siempre a los guardias, que además le ayudaron "a descubrir esta hermosa región de Castilla y León".
Destaca también la relación con los oficiales, los mandos y apreció especialmente "la proximidad", que, por cierto, "no es tan notable en Francia".
"Solo he recibido de los caminantes muestras de cariño"
Natalia Rodríguez tiene 44 años y lleva 20 en la Guardia Civil. Está destinada en el puesto de Tábara (Zamora) y ya participó el pasado en este proyecto. Fue tan buena la experiencia, que no dudó en solicitarlo de nuevo.
Cuando se enteró de la creación de la OMAP vio "una oportunidad para ofrecer una atención, digamos más personalizada o exclusiva, a todos aquellos que peregrinan, además de ser una manera de conocer gente de países que podríamos pensar que nunca pasarían por pueblos como Tábara", manifiesta a EFE.
La agente nos cuenta como es el día a día. "Comenzamos a primera hora de la mañana visitando los albergues más cercanos a la cabecera de la Comandancia, sobre todo Zamora y Montamarta. Eso nos da una idea de la cantidad de peregrinos que tenemos caminando por la provincia y así nos es más sencillo poder hacerles un seguimiento, ya que vamos calculando las etapas que se pueden ir realizando cada día".
Hablan con ellos, les preguntan por problemas que puedan tener tanto a nivel físico como logístico y se les intenta ayudar en todo lo que se pueda, "ya sea llevándoles al centro de salud, pasando por algún supermercado si necesitan algo o ayudándoles a conseguir una rueda nueva para la bicicleta, por ejemplo, para que puedan hacer el camino con la mayor seguridad y tranquilidad posible"
En general, añade Rodríguez, la reacción de los peregrinos hacia la labor que hacen los agentes es "muy positiva". "Hasta el día de hoy solo he recibido por parte de los caminantes muestras de cariño", apostilla.
Desde olvidar objetos personales o documentación hasta problemas de salud
Entre las incidencias que atienden, la agente destaca los olvidos de enseres personales, móviles o documentación, que con las prisas de salir a caminar y en la oscuridad del albergue, se quedan en el alojamiento. "Buscamos a la persona a lo largo de la etapa para devolverle sus pertenencias".
"También hay muchos avisos por personas que normalmente debido al cansancio, se desorientan y no saben si siguen en el camino o se han desviado", añade.
Lo que más solicitan lo peregrinos es información sobre los albergues, si son públicos o privados, cuánto donativo hay que dar, si en los pueblos por los que van a pasar hay tienda donde puedan avituallarse con lo necesario, si hay bar y a qué hora abre para poder hacer una parada durante la etapa, recuerda la agente.
Un servicio diferente
Noelia Martín tiene 26 años y lleva tres en la Guardia Civil, destinada ahora en el puesto de Castroverde de Campos (Zamora).
Para ella, estar en la OMAP de forma temporal es hacer un servicio diferente y salir de la rutina.
Le gusta mantener contacto con los peregrinos y responder a las dudas que les puedan surgir respecto a los siguientes tramos del camino, hospedajes, etc.
Los agentes les facilitan los teléfonos de emergencia en España y aprovechan para explicarles que existe una aplicación llamada ALERTCOPS en la que existe una función específica para que estén geolocalizados y hagan un camino seguro, precisa Martín.
Define como "muy cercana" la relación con los peregrinos y dice que le ha sorprendido lo agradecidos que se muestran de que exista este servicio, que muchos desconocían hasta el momento.
Son muchas las experiencias que han vivido y que nos han contado, pero nos quedamos con una que les "caló hondo".
Fue cuando se encontraron a dos peregrinos en la zona de Palacios de Sanabria y resultaron ser padre e hija. Les contaron que realizaban el Camino para volver a encontrarse, ya que hasta entonces no tenían muy buena relación. Querían caminar juntos para retomar una relación que creían perdida pero que, poco a poco y gracias al camino, estaban reconstruyendo etapa a etapa.