La pugna por el escaño parlamentario de la circunscripción londinense de Islington North es uno de los puntos de interés en las elecciones generales del Reino Unido, pues enfrenta al antiguo líder laborista, Jeremy Corbyn, con el candidato elegido ahora por el partido.
El veterano político de 75 años se presenta como independiente después de que la formación liderada por su sucesor, el centrista Keir Starmer, vetara su candidatura, eligiendo en su lugar al poco conocido Praful Nargund, un concejal del distrito.
Menos de media hora después de que se postulara, le expulsaron del Partido Laborista, al que pertenecía desde 1966, "en un frío correo electrónico de tres líneas". "Después de 58 años de afiliación, ni siquiera un agradecimiento", dijo en una reciente entrevista con EFE.
El mal trato que siente haber recibido de Starmer, quien ha purgado su ala izquierda con el fin de ganar terreno a los conservadores y así llegar al poder, motiva a Corbyn a luchar por seguir siendo el diputado de Islington North, demarcación que representa desde 1983 en la Cámara de los Comunes (baja).
Un pulso ajustado
En este barrio del norte de Londres, no hay duda de que es muy popular: la gente le para por la calle y varios establecimientos exhiben fotos y pósteres de apoyo a su ídolo.
En pocas semanas, ha conseguido atraer a unas 500 personas que le ayudan en la campaña, repartiendo folletos o visitando a domicilio a los votantes.
Aunque muchos vecinos le respaldan, su adversario, Praful Nargund, cuenta con los numerosos recursos del primer partido de la oposición, que le permiten difundir eficazmente su mensaje tanto en persona como en las redes sociales.
Una encuesta reciente de YouGov daba a este empresario de 33 años un 41 % del voto, frente al 36 % que recibía Corbyn. Los analistas coinciden en que cualquiera de los dos puede ganar.
Nargund dice en su página web que solo votándole a él Islington North "tendrá una asiento en la mesa" o capacidad de influencia ante un próximo gobierno laborista, si, como prevén las encuestas, Starmer se convierte en primer ministro.
El hasta ahora concejal, que reside en el barrio desde 2015 con su esposa y dos hijas, explica que sus prioridades son reducir la lista de espera en el hospital de Whittington, rebajar la factura energética y construir más vivienda.
Odios y pasiones
En la publicidad de la campaña, Nargund aparece sonriente rodeado de decenas de militantes laboristas. En la calle, es poca la gente que le reconoce.
En cambio, Jeremy Corbyn no pasa desapercibido y, al igual que cuando dirigió el partido entre 2015 y 2020, parece levantar odios y pasiones.
Hussain Jabe, el propietario de origen libanés de la cafetería Gadz Coffee Shop, le adora, como demuestran las fotos del que considera su amigo, que empapelan su local.
"Siempre responde a mis preguntas. Es una persona humilde y normal. No tiene nada que ocultar. Es un hombre encantador, toda la gente aquí lo ama. Se sienten seguros con él", declara a EFE.
Para Doreen Henry, una antigua ejecutiva de recursos humanos de 60 años, "es un excelente diputado, se preocupa por la gente y se puede confiar en él".
"Se han dicho muchas mentiras sobre él, ha sido un asesinato político", afirma, y vaticina que "quienquiera que sea ese hombre que lidera el Partido Laborista (Starmer), no durará mucho".
"Con Jeremy, sabemos lo que piensa. Creo que este tipo, Starmer, solo quiere un cargo. No me transmite, no sé en lo que cree", mantiene.
En el lado opuesto está Adrienne Rudkin, una jubilada de 62 años miembro del Partido Laborista desde hace 30, que asegura que no votaría por Corbyn "ni aunque fuera el único ser humano en la Tierra".
"Fue un líder del partido atroz, demostró que el electorado no lo elegiría ni cuando los conservadores fracasaban en sus objetivos. Además, le gusta rodearse de amiguetes, por lo que el favoritismo es un problema", dice a EFE.
Sobre Starmer, opina que "es verdad que sería maravilloso si fuera más carismático, pero ya hubo gente carismática y no nos fue bien".
"Así que elijamos a alguien que realmente pueda hacer el trabajo y que esté acostumbrado a administrar grandes organizaciones (Starmer dirigió la Fiscalía británica)", agrega.
Si de algo no tienen que preocuparse los electores de Islington es de qué equipo de fútbol son aficionados sus potenciales representantes: Starmer, Corbyn y Nargund, todos apoyan al Arsenal, el equipo local.