La Hungría del ultranacionalista Viktor Orbán se prepara para ocupar la presidencia de la Unión Europea (UE) a partir de mañana, 1 de julio, durante un semestre que puede convertirse en una especie de "interregno" entre la Comisión Europea saliente y la entrante.
Hungría ha adelantado que las prioridades más importantes de su presidencia serán los relacionados con la competitividad económica, la ampliación de la UE y la inmigración, en los que seguramente representará polémicas posturas.
Analistas esperan que también otros temas propuestos por Hungría podrían generar tensión o conflictos, como el plan de Budapest de profundizar las relaciones con China.
"2024 será un año de transición en la UE. La presidencia húngara, en cooperación con el recién creado Parlamento Europeo y la Comisión Europea, debe garantizar una transición institucional fluida", dijo a la prensa el ministro magiar de Asuntos Europeos, János Bóka.
El Ejecutivo húngaro ha establecido siete prioridades: mejorar la competitividad, la defensa común y la defensa de las fronteras externas, así como avanzar en la ampliación del club comunitario, impulsar las políticas de cohesión y la agricultura, y abordar los problemas demográficos.
Tanto Orbán como su ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, han insistido en que mejorar la competitividad de Europa será una de las principales prioridades, que defiende como clave para "evitar la pérdida de empleo en el futuro".
"La pérdida de competitividad de Europa podría remediarse con la adhesión de los países de los Balcanes Occidentales, que aportan dinamismo y nuevas energías", afirmó Szijjártó, que por otro lado dejó claro que Hungría no apoya de momento las negociaciones de ingreso con Ucrania.
La presidencia húngara venía generando discusiones en el seno del Parlamento Europeo, donde en 2023 se llegó a barajar la posibilidad de buscar una alternativa para impedir que el Gobierno de Orbán, acusado de socavar la democracia, asuma esa responsabilidad.
"Lo que podría generar conflictos en la diplomacia comunitaria es la relación con China, ya que se trata de un tema polarizador", explicó a EFE Rudolf Berkes, analista del instituto Political Capital de Budapest.
Szijjártó ha avanzado que una de las tareas más importantes de la presidencia húngara "será la de fomentar la cooperación con China, lo que ayudaría lograr las metas de protección del medio ambiente y de la competitividad".
Posibles conflictos
Si bien Bóka prometió que la presidencia húngara será un "intermediario honesto" que "trabajará lealmente con todos los Estados miembros e instituciones", Berkes vaticina que no desaparecerá el discurso crítico de Orbán y Szijjártó con Bruselas.
Según el analista, los funcionarios de la diplomacia magiar en Bruselas mantendrán una línea más neutral y tecnócrata, similar al texto del programa presidencial, mientras que los líderes políticos "seguirán sus campañas contra la UE".
El lema que el Gobierno de Orbán dio a la presidencia "Make Europe great again" (Hagamos a Europa de nuevo grande), emula al eslogan con el que el expresidente estadounidense Donald Trump triunfó en las elecciones de 2016.
Ha sido elegido "claramente para fastidiar, es una señal de que el Gobierno quiere seguir con esa comunicación política", enfatizó el analista.
Szijjártó también ha prometido que en el tema de la inmigración ilegal la presidencia "será dura", centrada en la defensa de las fronteras externas de la Unión para frenar la llegada de refugiados que se espera aumentará en los próximos años.
El Gobierno de Orbán rechaza cualquier tipo de inmigración y al pacto migratorio comunitario, y su ministro de Exteriores asegura que será importante que "se imposibilite la inmigración ilegal".
Pese a los roces y tensiones previstas, los analistas y la prensa magiar esperan que en la mayoría de los temas la presidencia húngara intente avanzar conforme a los calendarios ya acordados en asuntos de medio ambiente, pesca, transporte o enseñanza, entre otros.