Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea arrancan este lunes la renovación institucional en Bruselas, con una quiniela de cuatro nombres razonablemente definida pero que aún puede esconder sorpresas de última hora.
Los cuatro nombres que se dan por prácticamente seguros desde hace días son: Ursula von der Leyen (Comisión Europea), António Costa (Consejo Europeo), Roberta Metsola (Parlamento Europeo) y Kaja Kallas (alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad).
Esta terna de nombres que podría encabezar la cúpula de la Unión Europea en el próximo lustro, supera el equilibrio a nivel de género, geográfico -sin olvidar ningún punto cardinal de la UE- y de color político, atendiendo al resultado de las elecciones europeas.
Pero los veintisiete jefes de Estado y de Gobierno pueden dar la vuelta a la tortilla en cualquier momento y es probable que, si decae uno de los nombres, se venga abajo el castillo de naipes al completo.
Los negociadores designados son dos primeros ministros de cada familia política: el griego Kyriakos Mitsotakis y el polaco Donald Tusk para el Partido Popular Europeo; el español Pedro Sánchez y el alemán Olaf Scholz para el Partido de los Socialistas Europeos; y el belga Alexander de Croo y la estonia Kaja Kallas para la Alianza de Liberales y Demócratas Europeos.
Comisión Europea
La victoria del Partido Popular Europeo en las elecciones permite que su candidata principal en esos comicios, la alemana Ursula von der Leyen, parta con ventaja para repetir en la presidencia de la Comisión Europea cinco años más.
Le apoyan en principio la docena de jefes de Estado y de Gobierno del PPE sentados a la mesa el lunes. En paralelo, el presidente francés, Emmanuel Macron, quien había sugerido explorar otros nombres como el del italiano Mario Draghi, llega debilitado por su pésimo resultado en las elecciones europeas y la convocatoria de elecciones legislativas en Francia.
Entre los socialdemócratas, Sánchez le trasladó su apoyo ya en 2023 y Scholz incluía el respaldo a su compatriota en el acuerdo de gobierno en Berlín con liberales y verdes.
Consejo Europeo
Los socialdemócratas europeos, segunda fuerza en los comicios del pasado domingo, aspiran en esta ocasión al segundo puesto más preciado del reparto: la presidencia del Consejo Europeo que tiene el liberal Charles Michel.
Para este cargo, la norma no escrita es que el elegido tiene que haber sido o ser jefe de Estado o de Gobierno de un país de la UE.
El principal nombre sobre la mesa es el del ex primer ministro portugués António Costa, que tiene muy buena relación con Von der Leyen, Sánchez y Macron y del que fuentes europeas destacan su interés por la política comunitaria, incluso por los detalles más técnicos o burocráticos.
Su principal obstáculo será su situación legal: Costa dimitió en noviembre de 2023 después de que la Fiscalía lusa anunciara que lo estaba investigando por supuestas irregularidades en negocios del litio, el hidrógeno verde y un centro de datos. Hasta el momento no ha presentado pruebas contra él, no lo ha imputado ni ha dado más explicaciones.
Parlamento Europeo
El Parlamento Europeo salido de las elecciones es soberano para elegir a su presidente y no tiene que ceñirse al reparto de los altos cargos, pero en la práctica los líderes darán probablemente una orientación sobre qué color político debería tener la presidencia de la institución durante cada mitad de la legislatura.
Tradicionalmente, media legislatura ha estado en manos del Partido Popular Europeo y la otra mitad en manos de los socialdemócratas, y parece que así sería también en esta ocasión.
Así, la actual presidenta, la popular maltesa Roberta Metsola, podría revalidar su cargo y extender su mandato dos años y medio más para ser sustituida en enero de 2027 por un socialdemócrata.
Alto representante de la UE para la Política Exterior
La jefatura de la diplomacia europea, ahora en manos del español Josep Borrell, sería en principio para un candidato liberal. Aunque Renovar Europa esté al borde de perder el tercer puesto en las elecciones en favor de los ultraconservadores, pertenecer a la coalición proeuropea mayoritaria les permite aspirar a más de lo que les tocaría por puro peso.
Suena con fuerza el nombre de la estonia Kaja Kallas, una de las voces más firmes en la UE en favor de continuar el apoyo a Ucrania y sancionar a Rusia, aunque su durísima línea contra el Kremlin puede jugarle en contra.
Le beneficia, por otro lado, el hecho de ser la única de la terna procedente de un país del este.