Dentro de los cientos de empresarios, desarrolladores y expertos en tecnología que se pasarán esta semana por la feria Computex de Taipéi, sólo hay uno capaz de atraer todas las miradas y copar infinidad de titulares cada vez que habla: Jensen Huang, consejero delegado y fundador de Nvidia.
Bajo su liderazgo, la compañía californiana se ha consagrado como el principal exponente en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), con un valor de mercado que se ha multiplicado por siete en los últimos 18 meses hasta rozar los 2,7 billones de dólares (2,48 billones de euros), lo que la convierte en la tercera empresa más grande de EE.UU. por detrás de Apple y Microsoft.
Su ambición, eso sí, está lejos de haberse agotado: subido al escenario del Centro de Deportes de la Universidad Nacional de Taiwán, Huang esgrimió este domingo su estrategia para consolidar el dominio de Nvidia en el sector de la inteligencia artificial, posicionando a la tecnológica como protagonista de una “nueva revolución industrial” que sacudirá los cimientos de la industria informática.
“La industria de las tecnologías de la información está a punto de crear algo que puede servir directamente a industrias de 100 billones de dólares (92,11 billones de euros)”, auguró el empresario, quien aprovechó la conferencia para presentar su nueva plataforma de chips de inteligencia artificial, denominada Rubin, que saldrá al mercado en 2026.
De los videojuegos a la inteligencia artificial
Nacido el 17 de febrero de 1963 en Tainan, al sur de Taiwán, Jen-Hsun Huang (su nombre en mandarín) se mudó a Tailandia cuando tan solo tenía cinco años y de allí sus padres lo enviaron a Estados Unidos, en donde aprendió todo lo necesario para convertirse en uno de los pioneros del hardware para inteligencia artificial.
Licenciado en Ingeniería Eléctrica por la Universidad Estatal de Oregón, y con un máster en ese campo por la Universidad de Stanford, Huang se unió a los ingenieros Chris Malachowsky y Curtis Priem para fundar Nvidia en abril de 1993 y ser el rostro público de una compañía que, en sus inicios, se dedicaba a una única cosa: los videojuegos.
No fue una decisión casual. Huang, Malachowsky y Priem se especializaron en el desarrollo de unidades de procesamiento gráfico (GPU), unos chips pensados para realizar múltiples cálculos al mismo tiempo; justo al contrario que las unidades centrales de procesamiento (CPU), que procesan los datos de forma consecutiva, uno detrás de otro. Estas GPU cambiaron para siempre el mundo de los videojuegos, al permitir crear imágenes en tres dimensiones.
Con el paso del tiempo, el trío de ingenieros se dio cuenta de que estas GPU no sólo se utilizaban para jugar en un ordenador. Las unidades de procesamiento gráfico también podían ser útiles para ejecutar algoritmos complejos, los mismos que, hoy por hoy, emplean los centros de datos de Amazon, Google y Microsoft, así como los sistemas basados en inteligencia artificial.
Un estrellato internacional
Aquella empresa que echó a rodar con un capital inicial de 40.000 dólares se ha vuelto indispensable para la industria tecnológica: los ingresos de Nvidia pasaron de 4.130 millones de dólares (3.810 millones de euros) en 2014 a 60.922 millones (56.215 millones de euros) el año pasado, y se prevé que crezcan todavía más durante este ejercicio.
La irrupción de empresas de inteligencia artificial como OpenAI, que emplea procesadores de Nvidia, ha disparado el interés en torno a esta compañía y su consejero delegado, Jensen Huang, considerado por muchos como un “Steve Jobs” asiático que, ataviado con su inseparable cazadora de cuero negra, es seguido allá por donde va como si se tratara de una estrella de rock.
Su paso por Taiwán, adonde llegó el pasado 26 de mayo para participar en la Computex, está dejando estampas inéditas: los internautas comparten por redes sociales la ubicación de sus restaurantes favoritos, acuden a los mercados callejeros con la esperanza de encontrárselo y lo ovacionan en cada una de sus apariciones públicas, como la del sábado pasado, cuando realizó el saque inicial de un partido de béisbol.
Con todo, el fundador de Nvidia no viajó a su isla natal simplemente para comer y darse baños de masas, sino que también se reunió con sus principales aliados empresariales, entre ellos Morris Chang, fundador de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) -el fabricante de los chips más avanzados de Nvidia-, y Young Liu, presidente de Hon Hai (Foxconn) -el ensamblador de productos electrónicos más grande del mundo-.
“Taiwán es el hogar de nuestros preciados socios. Aquí es donde comienza todo lo que hace Nvidia”, manifestó Huang, cuyo éxito no se entiende sin la contribución de las empresas tecnológicas de la isla.
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