Dimensión Social del Convenio de Acerinox y ¿después qué?
Lo normal es preguntarse ¿después, de qué? Podría calificarse de “callejón sin salida” la situación en la que parece haber entrado la negociación -por llamar de alguna forma el esencial desencuentro- entre la cúpula directiva de Acerinox y las personas que le trabajan en la factoría de los Barrios. Más aún cuando el enroque de la empresa con su planificación a tres turnos agrava aún más la llegada a una solución deseada. ¿Cómo sería esta solución? Dos visiones muy diferentes, aunque no tienen por qué ser irreconocibles, se presentan: a) La empresa pretende no perder dinero “eso dice”, manteniendo operativa la fábrica aumentando la flexibilización de la plantilla o reducirla, como ocurrirá con los 3 turnos. b)Las personas trabajadoras de esa empresa precisan, sin perder puestos de trabajo, mejorar tanto su situación económica salarial, como no perder en el campo de la conciliación familiar.
Si el mercado del Acero crece, y crecerá aún más, a consecuencia del enorme consumo de esta materia para la Guerra y después para reconstruir la enorme destrucción que ella produce, ¿por qué Acerinos “Los Barrios” dice que pierden dinero”? ¿Podría ser que en realidad no perdieran, sino que sus ganancias no llegan a sus expectativas? En bastantes ocasiones las grandes empresas realizan previsiones de crecimiento y si este no se produce, aunque ganen dineros, consideran perdidas de futuras ganancias. ¿Será este el caso?
Acerinos ha cerrado su empresa en el estrecho de Malaca, situada en el área asiática donde no podía competir con los aceros subvencionados en China, con energía a bajo coste y mano de obra semi-esclava. ¿Qué pasará con las familias que quedan en paro? Para Acerinox eso no es su problema, se lo deja a la sociedad civil, que deberá asumir esta pérdida. Para Acerinox lo importante es la maquinaria. Decía que la recolocaría y ello supondría una inversión en la fábrica de Los Barrios de alrededor de 65 millones de euros. Esto parecería a simple vista que incentivaría a la empresa para llegar a un acuerdo en la negociación del convenio colectivo. Sin embargo después del rechazo, sin fisuras de toda la plantilla, a la propuesta mediadora, con la que la empresa estaba de acuerdo, la vía que parece utilizarse es “el castigo”. Cuando de toreo se trata, ante la bravura de un toro, “más pica”. Por otro lado, cabe preguntarse si Acerinox ya tomó su decisión de cerrar la empresa meses antes de iniciar la negociación. La huelga se plantea precisamente en el momento en que la producción de Acerinox está asegurada y hay pedidos, material de chatarra por llegar… No acaba de comprenderse primero, el ninguneo a la parte social y segundo, la posterior cerrazón mantenida en la negociación por la empresa. Pudieran explicarse ambas posturas en dos posibles escenarios: a) Producir un deterioro en la fuerza sindical, doblegarla, para hacer más rentable la explotación de la mano de obra. b)Crear las condiciones optimas para justificar un cierre patronal ante las administraciones públicas que la han subvencionado durante años. De esta forma se reduce el costo político que les supondría a ellas este varapalo. ¿Alguien se acuerda de Delphi, y otras en la Bahía de Cádiz?
Las personas que trabajan para Acerinox y las que trabajan en subcontratas que de ella dependen, llevan más de tres meses sin recibir salario alguno. La dimensión social de la Huelga es evidente, aunque la política no la asume y prefiere circunscribirla a una negociación entre “particulares”. En la pura teoría económica este desencuentro afecta exclusivamente a las partes: Empresa y personas trabajadoras. En ese binomio debe teóricamente desenvolverse la negociación. Y a eso se le llama teóricamente “libre mercado”. Es evidente que de “libre” tiene poco, porque siempre quien tiene dineros tiene la libertad de contratar. La otra parte, la que se deja contratar va “obligada” a aceptar la propuesta, porque no tiene otra. Si superamos un milímetro el enfoque de “negociación entre particulares”, encontramos que son personas las que están afectadas: 1.- Por la “empresa”: los accionistas, al fin y al cabo, un puñado de personas y 2.- Por quienes trabajan y viven en sociedad: Decenas de miles de personas. -Dice Vd. ¿Decenas de miles? -Si, incluso en ocasiones centenares de miles, ya que las personas que no trabajan, no sólo no aportan sino que deben ser ayudadas por la sociedad en su conjunto. ¿De donde sale el dinero del “paro”? Alguna persona cree que el paro le pertenece porque lo ha cotizado. Error grave e insolidarios. Porque quien asume toda ayuda, incluso las subvenciones a las empresas, los ERTEs, ERES, Jubilaciones anticipadas, ampliaciones del desempleo, etc… es el conjunto de las personas que pagan impuestos, es decir la sociedad. Y esta es una tercera parte de la ecuación que ya no es binomio, sino trinomio. Porque al Estado recurren las empresas para recibir ayudas y subvenciones, de suerte que la sociedad en su conjunto padece las graves consecuencias de las políticas que permiten “privatizar beneficios y socializar las perdidas”.
Además de la ayuda solidaria, de miles de campo-gibraltareños que aportan comida, se han realizado gestiones con Ayuntamientos de la zona que, en sintonía con el calvario de las familias, les permiten una moratoria en el pago de servicios municipales, agua, basura… ¿Todos? Parece ser que el más grande no está por la labor, aunque posiblemente en breve sea sensible y permita que familias en estado de indigencia puedan abonar los recibos más tarde. Curiosamente este gran ayuntamiento es bastante considerado con muchísimas familias que no pagan agua, muchas de ellas sin contador. Igualmente los Bancos de la zona de la que son clientes las personas trabajadoras podrían haber lo propio para atrasar (sin costos adicionales) el pago de las hipotecas, por ejemplo. Pequeños comercios también colaboran permitiendo eso de “apúntamelo, por favor”.
Sin tener en consideración la dimensión social de la negociación una empresa, que sólo vive para ella, se convierte en un parásito. El tejido social debe administrarse remedios contra ella para evitar sus efectos sociales dañinos. La empresa Acerinox, a que se le reconoce su actividad productiva durante décadas en el Campo de Gibraltar, podría reflexionar sobre sus intenciones y valorar, por un lado el capital humano -conocimientos, pericia, dinámica de equipos, a lo largo de años adquiridas- que según los libros de economía consideran esencial, y por el otro, que toda empresa tiene una responsabilidad social más allá del reparto de dividendos. De un callejón sin salida no es difícil salir si la anchura del mismo permite dar la vuelta. Los tres turnos que la empresa anuncia, lejos de ampliarlo lo estrechan aún más. El lunes en Madrid que haya cordura, sentido común. Mejor “jugar” a todos ganan, que TODOS PIERDEN. Salud y Acierto
Fdo Rafael Fenoy
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