Griñán aboga por debatir sobre las autonomías pero sin arruinar el 28F

Publicado: 28/02/2011
El presidente afirma que el modelo es un éxito y que su revisión debe buscar perfeccionarlo sin discusiones tecnocráticas ni propuestas de laboratorio
El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, optó ayer por centrar su discurso del Día de Andalucía en el Estado autonómico, un modelo que aceptó revisar pero sin “echar por tierra” la historia “de éxito” que se desarrolló a partir del 28F, un debate que tildó de “conveniente” siempre que no se arruine “con discusiones tecnocráticas o propuestas de laboratorio aisladas de la realidad”, revisión que debería centrarse en el desarrollo de la autonomía local, la cooperación institucional y el fortalecimiento del valor España.

El Teatro de la Maestranza no se llenó ayer como otros años y tuvo un férreo control policial, incluido el escáner para los invitados, aunque el acto no se vio alterado en esta ocasión las protestas. Sólo un grupo se manifestaba en la acera contraria para desarrollar la Ley de Memoria Histórica y algún que otro manifestante contrario a la Ley de reordenación del sector público blandía sus enchufes de cartón piedra contra la norma, identificación policial incluida cuando ya el acto había concluido y todos se dirigían a la recepción oficial e San Telmo.

Lo cierto es que se palpaba en el ambiente las encuestas y los expedientes de regulación de empleo, aunque oficialmente era el Día de Andalucía y todos estaban allí para homenajear a los galardonados. En los discursos del acto no hubo referencia ni a las elecciones y a los corruptos, sólo Alfonso Guerra, nuevo Hijo Predilecto, agradeció a los suyos que nunca lo abandonasen “cuando tuvieron que sufrir la presión de tantos”, aunque en rueda de prensa no quiso hablar “porque no es el momento” de sus hermanos ni consideró que el reconocimiento fuera un resarcimiento personal. “No lo necesito”, sentenció.

Además de a Guerra, la distinción de Hija Predilecta de Andalucía se ha entregado a Juana de Aizpuru, mientras que las medallas de la comunidad se entregaron al neurocirujano Ventura Arjona a la psicóloga Carmen de Linares, la Confederación de Peñas Flamencas, el cocinero Dani García, Francisco Juan Martínez Rojas, deán de la catedral de Jaén; Carmen Hernández-Pinzón, sobrina nieta y legataria de Juan Ramón Jiménez; el poeta Ginés Liébana, el futbolista Jesús Navas, el humorista gráfico Juan Ballesta (recogido por su mujer), la soprano Mariola Cantarero y la bailaora María Pagés.

Impedir diferencias

Griñán tenía claro la orientación de su discurso: la gesta del pueblo andaluz aquel 28 de febrero de 1980 le servía para recordar que Andalucía no reivindicó ningún “sitio de privilegio” sino “impedir que las diferencias entre unos y otros se convirtieran en razones para la desigualdad”. El 28F es momento de renovar ese compromiso, decía el presidente, que reconocía que la crisis ha provocado “una erosión imparable” en la imagen de los políticos y la política, aunque señalaba una de las causas: la política “no supo hacer bien su trabajo”.

En este punto puso en valor la importancia de la política como una “consecuencia natural de vivir en sociedad” y defendió la participación democrática frente a tanta desmovilización o indiferencia porque es la única manera “de evitar que fuerzas ajenas a las decisiones de los ciudadanos gobiernen nuestras vidas”.

Para Griñán el compromiso con la autonomía no es “inmovilista”, aunque alertó de los peligros de las posiciones extremistas, los que defienden el regreso al centralismo y los que quieren “eliminar las transferencias interterritoriales y crear marcos fiscales propios e insolidarios”, términos que arruinarían el debate.

“Hagámoslo sin ninguna reserva mental, sin ningún prejuicio pero sin dar pasos atrás”, decía el presidente sobre el debate abierto sobre el Estado autonómico. Invitaba a hacerlo sin arruinar “con discusiones tecnocráticas o con propuestas de laboratorio aisladas de la sociedad” el legado del 28F ni “echemos por tierra una realidad incuestionable: que la España autonómica ha sido y es una historia de éxito”.

Griñán defendió el papel de las autonomías en el desarrollo y la cohesión del Estado, un modelo que se puede analizar en su funcionamiento, sin desnaturalizarlo, para “perfeccionarlo”. Y las tres vías de análisis que propuso fueron el desarrollo de la autonomía local (delimitando competencias y aportando autonomía financiera), los lazos de cooperación entre todas las administraciones (garantizando un mercado abierto que cree empresas y empleo, y cooperando en la aplicación de los derechos sociales), y el compromiso de reforzar el valor España.

El desempleo

El presidente andaluz no se olvidó del principal problema que aqueja a la población: el paro, que reiteró que es su principal preocupación. Dijo ser “consciente” de las dificultades de la falta de empleo y abogó por cooperar para conseguir un marco “favorable” para las empresas, consiguiendo un modelo productivo “más competitivo y capaz”, incidiendo en la importancia de innovar para ganar competitividad, especialmente en el factor humano a través de la educación, “la mejor herramienta económica de la que dispone un pueblo para prosperar”.

De los galardonados, de los que destacó que marcan el camino “de la excelencia y el trabajo bien hecho. El compromiso y la responsabilidad”, apuntó que comparten un rasgo único, el inconformismo, aunque se detuvo especialmente en la “tenacidad en defensa de la democracia” de Alfonso Guerra y la tenacidad y la innovación constante de la galerista Juana de Aizpuru.

Alfonso Guerra

Por su parte, Guerra se hizo humilde al reconocer sus orígenes (hijo de Julio, porquero en los campos de Utrera y Ana, una trianera trabajando desde los once años, decía) y al identificarse con hombres y mujeres “humildes y sencillas” que han luchado porque Andalucía y España superasen su secular atraso histórico.

“Honráis a un hombre de larga vida, pero también a un niño de la postguerra que conoció los campos de Andalucía cazando pajarillos para llenar la olla”, decía recordando parte de su vida, un luchador y un soñador más de “otra” Andalucía “que borrase del pasado la demanda y el clamor por la despensa y la escuela”.

“¿Qué testamento, viejo o nuevo, tiene dicho que Andalucía ha de dormir sobre un lecho de desidia y desigualdad?”, se preguntaba antes de definirse como “político de verdades y de consenso”, “andaluz y español” pues no entiende ni acepta “que para afirmar” sus raíces andaluzas tenga que confrontarlas con las españolas.

“Andalucía es mi tierra y es tierra de soñadores, y yo soñé una Andalucía que debería estallar de luz y color y sentar su dignidad, y supe acompañarte a levantar tu dignidad”, añadía.

“Llamé a todas las puertas de España, peleando por la libertad primero, contribuyendo a la transición de un país oscuro en otro luminoso, trabajando en la consecución del bienestar, la justicia distributiva y el respeto a todas las posiciones”, afirmaba el ex presidente del Gobierno.

El momento de ser responsables

La galerista Juana de Aizpuru aseguró ayer, en rueda de prensa tras recoger su distinción de Hija Predilecta de Andalucía, que “no podemos estar esperando siempre todo de las instituciones”, apuntando que “es hora de que la sociedad se haga responsable”.

Aizpuru se refería especialmente a la ciudad de Sevilla, en la que se asentó en los años 60 porque “te atrae y te subyuga”, y apuntó que se ha sentido siempre como madre y no como hija, responsabilidad que la ha llevado a ser “muy crítica” contra las decisiones políticas que se han adoptado.

Abogó por ser más responsables, porque “Sevilla y Andalucía está llamada a ser la antorcha que ilumine al mundo”, y pidió a la sociedad que busque la fórmula para trasladar la convivencia que con “facilidad extraordinaria” había en esta tierra en otros tiempos y reducir “tensiones entre civilizaciones”.

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