Dado que la medida es temporal, las señales no tendrán que ser sustituidas por otras nuevas -lo que tendría un coste mucho más elevado-, sino que se adecuarán a la nueva situación con pegatinas.
Para Fomento, el coste de esta medidas es “irrisorio” en comparación con el potencial beneficio que se obtendrá del ahorro de energía, que el Gobierno estima en un 15 % en el caso de la gasolina y en un 11 % para el gasóleo.
Las mismas fuentes explicaron que no habrá problema para que desde el lunes 7 de marzo las 6.000 señales de velocidad existentes en las autopistas y autovías de la Red de Carreteras del Estado muestren el nuevo límite, que bajará de 120 a 110 kilómetros por hora.
La señalización sólo se llevará a cabo en la red principal de carreteras, de la que Fomento es el responsable, mientras que la del resto de vía corresponderá a las autoridades competentes.
La medida implicará también el ajuste de los radares fijos.
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