El previsible ascenso de los partidos ultraconservadores y de extrema derecha en las próximas elecciones europeas abrirá tras los comicios la incógnita de cuál será realmente su influencia en la próxima legislatura, que dependerá de la fuerza de las alianzas que sean capaces de construir tras los comicios y de cómo se configuren los grupos políticos a partir de junio.
Los dos grupos que acogen en la Eurocámara a estas formaciones son los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, donde están Vox, Hermanos de Italia o Ley y Justicia) e Identidad y Democracia (ID, donde está la Agrupación Nacional de Marine le Pen, Alternativa por Alemania o la Liga de Matteo Salvini).
La última proyección de Europe Elects para Euractiv, socio de EFE, otorga a ambos grupos 83 diputados, un importante impulso frente a los 73 que anotó ID en las elecciones de 2019 y los 62 de ECR; serían cuarta y quinta fuerza rozando los 85 escaños previstos para los liberales de Renovar Europa, que se desploma desde sus 108 escaños de 2019 pero mantendría la tercera posición.
Un potencial grupo único de ultraconservadores y extrema derecha, con 166 escaños, se quedaría cerca del grupo mayoritario, el Partido Popular, que anotaría ahora 182 escaños y superaría a los habituales segundos, los socialdemócratas, que llegarían a los 134.
Esta alianza es, no obstante, improbable: ya ha habido varios intentos de cooperación estructurada en el pasado y los obstáculos siguen siendo los mismos: sus posturas sobre la guerra de Ucrania, la relación con Moscú y el apoyo a Kiev son demasiado diferentes y hay varias grandes delegaciones que aspirarían a un papel protagonista en dicha entente.
La Agrupación Nacional, por ejemplo, aportará -según la encuesta de Europe Elects- 29 escaños, los Hermanos de Italia 23 y Ley y Justicia y Alternativa tendrán ambos 16. Fidesz, de Viktor Orbán, tendría una decena de escaños pero el hecho de ser parte de un Gobierno le permitiría golpear por encima de su peso y reclamar un puesto de liderazgo en una alianza así.
Con estas cifras, la perspectiva de un Parlamento Europeo más orientado hacia la derecha parece poner en duda o, al menos, plantear una alternativa a la coalición entre populares, socialdemócratas y liberales que ha sostenido a la Comisión Europea de Ursula von der Leyen.
No obstante, todas las quinielas sobre qué será aritméticamente posible en el próximo Parlamento Europeo se están diseñando sobre los grupos que existen en esta legislatura.
La realidad es que, tras las elecciones europeas, el periodo de formación de los grupos políticos será más importante que nunca: los siete grupos de la Eurocámara saliente podrían perder delegaciones y miembros o ganarlos, pero también desaparecer, y podrían aparecer otros grupos nuevos.
Es el caso del dilema que se le abre a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que aportará la delegación más grande de ECR y tendrá que decidir si acoge a Fidesz -el partido de Viktor Orbán, que a su vez es el socio más cercano de Vladímir Putin en Europa- o mantiene la configuración actual del grupo con partidos más pequeños y de corte más moderado y atlantista.
Entre otros escenarios posibles, una fuente de uno de los grupos conservadores de la Eurocámara lanza la idea de que, si Fidesz no logra integrarse con ECR, dé un paso adelante para formar un nuevo grupo ultranacionalista absorbiendo diferentes facciones que hoy en día quedan bajo el paraguas del liderazgo de Meloni en ECR o en el más radical ID.
Si esto sucediera, los eurodiputados de los Hermanos de Italia y otras delegaciones eurocríticas pero moderadas podrían quedarse descolgadas en un ECR de tamaño más reducido, aunque con el atractivo de que Meloni es una socia aceptable para Von der Leyen y tendrá por tanto más posibilidades de influir en el proceso legislativo que los eurodiputados de un grupo más radical.
En una reciente conferencia organizada por el Centro de Estudios Políticos Europeos (CEPS), el director ejecutivo de EUmatrix -una plataforma que analiza datos para predecir tendencias en política europea-, Doru Frantescu, aseguró que ve más probable que haya más de dos grupos en la ultraderecha europea que un único macrogrupo.
Las negociaciones para dar forma a los futuros grupos políticos en el Parlamento Europeo comenzarán nada más acabe la noche electoral, en la misma mañana del 10 de junio, y habitualmente se extienden hasta en torno a una semana antes del primer pleno de la nueva legislatura, lo cual en este caso equivaldría al 8 de julio.
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