Coleaban desde primeras horas las declaraciones de dirigentes populares pidiendo dimisiones políticas en el PSOE, que continuaron a lo largo de la jornada de ayer, y los socialistas intentaban centrarse en su convención, en la que la palabra más escuchada era transparencia para definir a sus ayuntamientos y a sus alcaldables. Pocas declaraciones a los medios y mucho pasillo pero sin consistencia, sólo Susana Díaz, la secretaria de Organización del PSOE andaluz, pedía respeto a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y le pedía que diera ejemplo con Francisco Camps, más que aludido a lo largo de toda la convención, incluso con petición expresa de dimisión por parte de Jorge Alarte, el secretario general de los socialistas valencianos.
Pero Alarte sólo hablaría después de que Manuel Chaves y José Blanco hubieran subido a la tribuna para hablarles a sus entregados alcaldes, concejales y alcaldables, ejemplo de convencimiento político a pesar de las encuestas y de las dificultades de los ocho mil municipios allí representados.
Chaves, como presidente del PSOE y como ministro-vicepresidente, no tuvo reparos en atacar directamente al PP para defender la importancia de la autonomía que tienen las elecciones municipales, criticando sus “trampas y subterfugios” para tratar de transformar la cita local “en otra cosas”. “Las generales serán cuando toquen”, les advertía el ex presidente andaluz para criticar que “tanta ansia de poder les ha subido las encuestas a la cabeza” e invitaba a bajarles los humos a los suyos “con las urnas”.
Sustituyó la autocrítica por la explicación: el PSOE tiene la doble responsabilidad de salir de la crisis y de ganar las elecciones, pero “no es verdad que la política sea contraria a los intereses de los ciudadanos” como a su juicio intenta “embarrar” el PP, por eso instó a los suyos a que, con sentido de la responsabilidad, hacer ver que las medidas “no entendidas a corto plazo” tienen como objetivo mantener el Estado de bienestar y crear empleo.
Frente a ello, la visión “mezquina y cortoplacista” del PP y de Mariano Rajoy de dejar que la crisis “les haga el trabajo” sin aportar nada y diciendo en la oposición una cosa y haciendo en el Gobierno otra. Puso como ejemplo primer la austeridad pero al momento pasó a la corrupción.
Y salió Camps
“Van contra jueces, fiscales, policías. Aquí apartamos a los que han podido meter la mano, ellos lo vitorean como en su convención de Sevilla”, decía Chaves en referencia a los aplausos que recibió Francisco Camps en el cónclave popular, mientras los socialistas aplaudían y asentían con la cabeza.
“El pueblo -confiaba Chaves- sabrá pedir cuentas a este egoísmo y falta de responsabilidad”, para recordarles a los populares que ellos “gobiernan desde la responsabilidad y no a golpes de encuestas, a las que también les damos la vuelta”, decía. “Podemos y debemos ganar las elecciones, y todo ello depende de nuestra confianza, de nuestro liderazgo, nuestra fortaleza y nuestro trabajo”.
Chaves había dejado el sabor agridulce del realismo en el ambiente y el ministro de Fomento, José Blanco, tardó poco en reavivar cuando invitó a “dar la cara por el PSOE, renunciar la cinismo y volver al civismo porque la derecha no sirve, Rajoy no es útil”.
Frente a la siembra de derrotismo del PP (que recogerá tempestades, a su juicio), de su intento por derribar en lugar de reformar los cimientos del Estado de bienestar, Blanco les recordaba a los socialistas que el único modelo que ha propuesto Rajoy es el de Camps y el de Matas, más corrupción.
Rajoy se ha quedado en blanco como su hoja de servicios a España, está como quien recibe una herencia sin merecerla decía para augurar que volverán a perder, como en Andalucía. “La democracia es bastante incompatible con Rajoy y Arenas”, decía invitando a los suyos a marcar las diferencias con el PP. Y ponía un ejemplo: la importancia de las calles para cada uno, al PP le importa el suelo y al PSOE, las personas, culpando a los populares de la burbuja inmobiliaria, de la especulación y de la crisis que ahora están gestionando los socialistas.
“No hay mejor factura para pagar su avaricia que votar al PSOE”, apuntaba Blanco para criticar que los populares estén intentando forzar el “desestimiento” del votante socialistas porque es la única forma de que ganen las elecciones. Y sobre las malas encuestas decía:”¿Y qué?. No nos hicimos socialistas para luchar contra las encuestas, nos hicimos socialistas para trabajar por las oportunidades de la gente”.
“No damos por perdido nada, ni Sevilla, ni Málaga, ni Madrid ni Cádiz”, decía para pedir a los suyos que tengan confianza en los valores y los ideales socialistas. “Trabajo y mentalidad ganadora”, apuntaba Blanco.
Tampoco se quedó atrás en sus positivas perspectivas el presidente andaluz, José Antonio Griñán, que en una entrevista en PSOE TV (rehuyó a los medios) aseguró que en las próximas municipales en Andalucía el PSOE a “ganar a sacar más concejales”, ciudades y municipios que el PP, porque la realidad ha demostrado que las expectativas que tiene su formación “no son falsas”.
Experiencia andaluza
Griñán también quiso defender el compromiso de su partido con el municipalismo, recordando el papel que los ayuntamientos tuvieron en el primer Estatuto andaluz y defendió la necesidad de aplicar medidas como las llevadas a cabo en Andalucía, con leyes como la de la autonomía local o la participación de los ayuntamientos en los tributos de las comunidades para aliviar su situación económica.
Eso sí, igual que quiso destacar que los ayuntamientos socialistas tiene “las paredes de cristal”, también consideró que “debemos hacer una esfuerzo en austeridad para ser más eficientes en el gasto”
La convención continuaba con las mesas de trabajo mientras se perdían los protagonistas por el Palacio de Congresos y en reuniones internas. El run-run general se centraba en el contacto con la calle, en la salida de la crisis y la creación de empleo, y en los ayuntamientos transparentes.
Mercasevilla y los ERE se quedaban en el pasillo, en conversaciones informales sin mucha transcendencia. Sólo el consejero de Empleo, Manuel Recio, contestaba una y otra vez a los periodistas lo mismo de siempre: no hay nada más de 39 irregularidades detectadas, ni confirma ni desmiente nada de lo que se está publicando porque no procede de fuentes de la Consejería de Empleo, cuya documentación va, directamente, al juzgado, que será quien determine si hay delito o si hay responsabilidades.
Según Recio, que se mostró dispuesto a dar todas las explicaciones que le pidieran, aunque siguen revisando los expedientes, de momento no ha encontrado otros casos. “Cuanto encontremos algunos volveremos a hacer el mismo procedimiento: pondremos cualquier caso en conocimiento de la Justicia y ustedes tendrán conocimiento inmediato de ello”, aseveró.
Insistió en que la intención del Gobierno andaluz es recuperar hasta el “último céntimo” de dinero que haya podido ser mal utilizado a partir de la comisión de irregularidades, aunque no cuantificó a cuanto puede ascender.
Para Recio, “no se puede confundir la parte con el todo, la excepción con la regla” y apuntó que existen una serie de condiciones que se deben dar para autorizar los ERE, que existían los controles, pero que se han dado “porque han sido burlados a propósito”, aunque quiso diferenciar que otra cosa son las pólizas asociadas a los expedientes.
También el secretario de Relaciones Institucionales y Política Autonómica del PSOE, Gaspar Zarrías, quiso defender la “honradez” y actitud “absolutamente intachable” de los ex consejeros de empleo andaluces Antonio Fernández y José Antonio Viera en relación a las irregularidades detectadas en los ERE.
Quieren homologar el sueldo de los alcaldes y vetar a los corruptos
El PSOE ha propuesto homologar las retribuciones de alcaldes y concejales en función de criterios de población y presupuesto del municipio y se ha comprometido a que en sus listas para las elecciones del 22 de mayo no figure ningún imputado o condenado por corrupción o enriquecimiento.
Así consta en un documento que los socialistas aprobarán en la Convención Municipal titulado “Lo que hay que hacer”, en el que 26 candidatos municipales ofrecen sus recetas para los problemas de los ciudadanos, desde el empleo hasta la sanidad, pasando por la austeridad, la vivienda o el desarrollo rural.
En el capítulo de transparencia, se aboga por publicar las retribuciones íntegras y las declaraciones de bienes de los cargos públicos electos, los directivos y el personal de confianza.
Actuar “con inmediatez, agilidad y firmeza” en los casos de corrupción es otra de las promesas electorales del PSOE, dispuesto a adoptar medidas en cada una de las fases del procedimiento y diferenciando las responsabilidades políticas de las penales.
Para impulsar la austeridad, se apuesta por promover la contratación conjunta de servicios entre distintos ayuntamientos y administraciones, así como por reducir el número de altos cargos y personal de confianza.
Si ganan las elecciones, los socialistas advierten de que no cederán suelo público para la construcción de centros educativos que segreguen por razón de sexo al alumnado.
Impulsar la utilización del transporte público municipal con un precio simbólico para los menores de 13 años y planes locales para potenciar los vehículos eléctrico son otras de sus ideas. Incluso estudiarán adoptar medidas fiscales y de otra índole para incentivar el uso del transporte público y colectivo y para disuadir del uso del vehículo privado.
Figura también la propuesta de convertir a los ayuntamientos en intermediarios entre los propietarios de bienes inmuebles desocupados y los ciudadanos que precisen locales para emprender nuevas actividades, y ofrecer la posibilidad de compensar deudas municipales con la cesión del uso de dicho patrimonio.
Los socialistas proponen que ningún ciudadano que tenga derecho al acceso a una vivienda de protección oficial tenga que renunciar a la misma por encontrarse en paro.
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