Según indicaron fuentes de la Benemérita, la actuación se llevó a cabo cuando los agentes detectaron una partida de inmaduros expuesta para la venta en el interior de la lonja pesquera del a localidad tras haber sido descargada de la embarcación Sanlúcar-II, dedicada a la pesca en la modalidad de cerco. Efectuadas las medidas del pescado, que se hallaba distribuido en 137 cajas de corcho, se comprobó que la longitud media de los mismos no sobrepasaba los ocho centímetros, talla “muy inferior a la legalmente permitida”.
Por ello, los agentes interpusieron la pertinente denuncia contra el patrón de la embarcación, por la comisión de una infracción “muy grave” a lo establecido en la Ley 3/2001, de Pesca Marítima del Estado, siendo trasladado el pescado a las instalaciones de Pemares de El Puerto, dependiente de la Junta. En este sentido, desde el Instituto Armado hacen un llamamiento a los responsables de estos actos ilícitos, ya que pese a las fuertes sanciones a que se enfrentan (entre los 60.000 y los 300.000 euros) persisten en su actitud, con lo que conducen a la esquilmación del caladero del Golfo de Cádiz y a la necesidad de paradas biológicas cada vez más frecuentes por el agotamiento de los recursos pesqueros.
A la par, se dirigió también a las personas que compran inmaduros advirtiéndoles del “riesgo sanitario al que se exponen”, dado que dicho pescado, cuya comercialización es ilegal, llega al consumidor “sin pasar ningún control sanitario”, tanto en lonja como en la cadena de distribución. A esto hay que añadir que, al tratarse de un producto que se deteriora en un corto espacio de tiempo, se suelen utilizar productos no autorizados para prolongar su conservación, tales como el formol o el ácido bórico
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