El renting furgonetas es una de las formas más atractivas de acceder a estos vehículos. De hecho, son pocos los autónomos y empresas que las adquieren de otro modo por todas las ventajas que presenta esta modalidad sobre la compra tradicional. Pero cada vez más particulares se suman a esta tendencia.
Esta forma de disponer de un vehículo no los limita de ninguna manera, pues se puede tener una pequeña furgoneta de renting y también una con carrocería extralarga y techo elevado.
Los profesionales tienen ventajas fiscales que hacen que el renting sea muy atractivo
Cuando un autónomo o una empresa firma un contrato de renting, obtiene algunas ventajas. Una de ellas, y quizá la principal, es que se deduce el IRPF o el impuesto de sociedades. Algo similar pasa con el IVA, ya que si la furgoneta solo se usa para trabajar se puede deducir el 100 %.
Así, ahorra una gran cantidad de dinero a la hora de hacer las declaraciones trimestrales mientras tiene una furgoneta nueva.
Gastos incluidos y ausencia de inversión inicial
Por si lo anterior fuera poco, todos los gastos de la furgoneta ya se incluyen en la cuota. Eso abarca el seguro, el impuesto de circulación, los mantenimientos y las posibles averías. Dicho de otro modo, se convierten los gastos variables en fijos.
A su vez, el profesional no tiene que hacer ninguna inversión inicial, lo que siempre es una ventaja, pues eso supone no sacar grandes cantidades de la cuenta de la empresa.
Cada vez son más los particulares que se deciden por el renting de furgonetas
Hay personas con un estilo de vida muy activo, a las que les encanta el deporte. Suelen viajar siempre que pueden y para hacerlo necesitan un vehículo con una gran capacidad de carga.
Una furgoneta es ideal en estos casos, por lo que también hay particulares que optan por el renting, pese a que ellos no se benefician de las ventajas fiscales que tienen los profesionales.
Con el renting pueden tener un vehículo sin pagar decenas de miles de euros, listo para llevar bicis, motos, equipamiento de escalada, etc., dependiendo del tamaño de la furgoneta escogida.
¿Qué clase de furgonetas se pueden conducir con el renting?
La variedad de modelos es enorme, por lo que tendremos ocasión de conducir la que nosotros queramos.
Por ejemplo, unas de las más demandadas son las de tamaño L3 (lo que significa que es de las grandes). Hay modelos que llevan años en el mercado y se van adaptando a las nuevas necesidades de los conductores.
Aquellos que necesiten un vehículo isotermo también lo encontrarán en la modalidad de renting. En este caso, son muy habituales los modelos de tamaño L2, algo más compacto que el de las anteriores.
No faltan los vehículos más pequeños, como las L1 con un tamaño igual al de cualquier turismo, pero con solo una fila de asientos y una gran capacidad de carga. Con estas furgonetas, moverse por entornos urbanos es tan sencillo como hacerlo con un coche, lo que supone una gran ventaja en las grandes ciudades.
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