La organización estaba dirigida por tres personas desde tres pisos de una misma finca de la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes
La Guardia Civil y la Policía Nacional han detenido a catorce supuestos miembros de una banda que se dedicaba a distribuir y vender sustancias estupefacientes entre Madrid y Toledo, a quienes se les intervino 377 kilos de hachís y 93 de marihuana.
Según han informado ambos cuerpos, el Juzgado de Instrucción número 2 de Alcobendas, a cargo de las pesquisas, ha decretado el ingreso en prisión provisional de cuatro de ellos.
Todos ellos tienen entre 25 y 70 años, son de origen español o magrebí y están acusados de delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública y de blanqueo de capitales.
La investigación sobre la bautizada como operación Nido-Vendetta se inició a finales del pasado año después de que los agentes obtuviesen información acerca de la actividad de esta banda.
Fue a raíz de una operación antidroga anterior que les permitió ubicar a sus supuestos miembros entre Madrid y Toledo, zona en la que distribuían y vendían los estupefacientes.
La organización estaba dirigida por tres personas desde tres pisos de una misma finca de la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes: el líder, su mano derecha y otra persona de confianza.
Para pasar desapercibidos en la medida de lo posible contaban con la colaboración del conserje del citado edificio, quien a través de las cámaras de seguridad vigilaba sus domicilios y las entradas y salidas de todas las personas y vehículos.
Tanta precaución tomaba el cabecilla para no ser descubierto que los ponía a nombre de tres testaferros, estos asentados en Tres Cantos (Madrid), todos los vehículos -comprados o alquilados- y viviendas que utilizaban para su actividad ilícita.
A su nombre también figuraban varios coches de alta gama que habían sido adquiridos para blanquear el dinero obtenido del narcotráfico, subrayan los investigadores.
Fue gracias al constante cambio de vehículos entre el líder y el resto de miembros de la banda lo que permitió a los agentes localizar dos viviendas ubicadas en la localidad toledana de Escalona, cercana a la Comunidad de Madrid.
Al confirmar a través de la empresa eléctrica que estaban defraudando el suministro, determinaron que en el interior de las mismas estaban cultivando marihuana.
A la vez que iban identificando más vehículos propiedad de la organización -algunos los usaban como "lanzadera" para evadir a las fuerzas de seguridad durante los traslados de droga- fueron localizando más lugares de interés para la investigación.
Por ejemplo, una vivienda en la que almacenaban y ocultaban los estupefacientes -una "guardería", en el argot- ubicada en el distrito madrileño de Fuencarral-El Pardo.
Entre las inspecciones de las plantaciones y de la "guardería" los agentes detuvieron a cinco personas, supuestamente encargadas de la logística y la custodia de dichos lugares.
Poco después el Juzgado autorizó los registros de siete domicilios, entre ellos el de la madre del líder en Tres Cantos, e impidieron así el transporte de un cargamento de droga que iba a salir desde un polígono industrial de Moralzarzal (Madrid).
En total incautaron más de 377 kilogramos de hachís y otros 93 de marihuana, lo que en el mercado negro, calculan los investigadores, está valorado en más de tres millones de euros.
También encontraron 58.000 euros en efectivo, dos armas de aire comprimido, dos machetes, ocho vehículos de alta gama -valorados en más de 300.000 euros- y relojes de alta gama.
Ante el hallazgo de semejante patrimonio, los agentes indagaron más en la vida del cabecilla y descubrieron que no trabajaba, lo que les llevó a pensar que podría estar cometiendo un delito de blanqueo de capitales.
No obstante, las pesquisas siguen abiertas tanto en este plano como en el del tráfico de estupefacientes, pues recientemente descubrieron la existencia de un punto de venta relacionado con la organización ubicado en el distrito de Chamberí.