Andalucía ha puesto este domingo punto y final a una Semana Santa pasada por agua que, si bien ha sido de las peores que se recuerdan para los cofrades, se ha tornado de las más beneficiosas para el campo, ayudando a paliar una situación de sequía preocupante.
Este Domingo de Resurrección ha vuelto a ser una jornada en blanco para esa Andalucía cofrade que durante siete días ha mirado al cielo con desesperanza y ha asumido con resignación que la lluvia, más que necesaria, ha dado al traste con las ilusiones de todo un año de espera.
Las precipitaciones, que este domingo son especialmente copiosas en Málaga y Cádiz, donde se esperan hasta 80 litros por metro cuadrado en doce horas, han impedido que El Resucitado procesione por las capitales de la región.
Ha sido el broche final para una Semana Santa con muchas más sombras que luces en lo que a la posibilidad de poner en calle el patrimonio de las distintas hermandades se refiere, ya que de forma generalizada apenas si se ha podido vivir una jornada completa de procesiones en alguna capital andaluza.
El agua no les ha dado mucha tregua, como tampoco al sector hotelero y hostelero, para quienes tradicionalmente la Semana Santa es la antesala de su temporada estrella, la estival, y que también se han visto bastante perjudicados por la inestabilidad meteorológica. No han podido hacer la caja que esperaban.
El presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Andalucía, Javier Frutos, estima que el sector ha facturado esta Semana Santa en torno a un 15 % menos que el año anterior debido a las abundantes lluvias que ha dejado la borrasca Nelson.
El maná de la lluvia
Pero, como bien dice el refrán, no hay mal que por bien no venga y, en este caso, el bien es mucho mayor. La lluvia ha traído vida a ríos y arroyos que estaban secos y ha supuesto un alivio para el campo, para muchos agricultores a los que la falta de agua les estaba llevando a una situación de incertidumbre que hacía peligrar su futuro.
También para algunos pueblos que venían sufriendo restricciones o carencias de suministro por esa situación de sequía que atraviesa la comunidad.
Han salido pocas hermandades, es cierto, pero esa lluvia que lo ha impedido ha permitido que los embalses tengan hoy más agua que hace una semana. En el caso de los situados en la Cuenca del Guadalquivir, más de siete puntos que la semana pasada, pasando de unas reservas de un 29,8 % a rondar el 37 % de media.
Según datos de Hidrosur, las mayores acumulaciones en las últimas 24 horas se han registrado en Capileira (Granada), con 86,8 litros por metro cuadrado; Ojén (Málaga), con 66,4; Río Genal, (Jubrique, Málaga), con 64; Sierra de Los Fibrales (Almería), con 59,4; Majada de Las Lomas (Málaga), con 58,8, o Lanjarón (Granada), con 55,3.
A estos últimos datos hay que sumar las lluvias de las jornadas previas, que apenas si han dejado entrever el sol unas horas.
Una lluvia que se ha convertido en la protagonista de una Semana Santa que quedará como una de las peores de la historia para los cofrades y, quizás, como esa que logró el alivio necesario para que la comunidad pueda afrontar la época estival con una perspectivas algo más halagüeñas que las que tenía hace una semana.