Mariano Rajoy ha parado el carro de su “cambio político” en Sevilla para que se suba ni más ni menos que José María Aznar. El ex presidente no ha ido a la capital andaluza a dar un discurso y marcharse, sino a dejar claro que en ese carro él también quiere estar.
En siete días, Aznar ha participado en dos actos consecutivos del PP, el primero en León el viernes pasado y el segundo este viernes en Sevilla, donde los populares se han congregado para contagiarse de ese ánimo de victoria electoral que ya no disimulan ni contienen.
Ese ánimo lo ha incubado el presidente de honor de los populares, antes poco activo en los fastos del partido debido, supuestamente, a su apretada agenda.
Una agenda que ahora ha permitido a Aznar acudir a dos eventos del PP en siete días para expresar su respaldo a Rajoy, al margen de para dar su visión de España, apostar por cambios en el modelo autonómico y, de paso, aunque involuntariamente, obligar a los dirigentes del partido a decir si están de acuerdo con las reflexiones de su ex jefe.
Aznar ha proclamado ante los miles de cargos, militantes y simpatizantes del PP congregados en Sevilla: “Sabéis que podéis contar conmigo, en lo que pueda ser de alguna ayuda, como un disciplinado militante más en esta gran tarea, la gran tarea de sacar a España del paro, del retroceso social y del deterioro institucional, y ponerla de nuevo en el camino del éxito”.
Y a Rajoy le ha dicho: “España necesita un Gobierno del PP gobernado” por el presidente del PP.
El entorno del líder del PP no ha ocultado su satisfacción por el discurso del Aznar, han apuntado algunos dirigentes a Efe.
Entre aplausos y vítores, el expresidente ha recibido el abrazo de su sucesor y unas palmaditas en la espalda, y luego, acompañado por su mujer, Ana Botella, se ha colocado en el centro de un círculo de escoltas y colaboradores que sólo podían franquear ansiosos militantes armados con sus móviles, sus iphone, sus blackberry y todo lo que tuviera una cámara de fotos.
Parecía que Aznar se marchaba, pero no. Siempre en el centro de esa nube de admiradores, ha visitado los estand de la Convención, primero el de FAES, luego el de Mujeres en Igualdad, también el de Nuevas Generaciones.
Toda esa adhesión se la han devuelto cargos y simpatizantes del PP, los primeros con agradecimientos en público y los segundos con posados, fotos, palmadas, gritos de ánimo y algún sofocón. Aznar, impertérrito, ha llevado bien esta particular procesión.
No obstante, la expectación que ha levantado a su paso no ha sido mayor que la que levantaba Rajoy, quien ha tardado 20 minutos en recorrer 20 metros por los pasillos de la Convención debido a esos militantes mayores y pequeños que le obligaban a soportar flashes y autógrafos.
Por los pasillos abarrotados (el espacio la verdad es que no es muy amplio) pululaban también María Dolores De Cospedal, y más tarde, Francisco Camps, los dos parapetados en sus comitivas. Al presidente valenciano le gusta llegar en loor de multitudes, y en loor de multitudes se ha dado una vuelta por la Convención, y hasta ha jugado al tenis con la Wii en la zona de juegos que ha montado al PP. Sobre la hierba de Wimbledon, el golpe de derecha no se le ha dado muy bien.
Pues así de contentos están los dirigentes del PP, que hasta se permiten impulsos antes impensables, como los dos besos que le ha dado Rajoy a De Cospedal cuando ella ha terminado su intervención y una serie de loas al líder del partido que se ve que le han emocionado.
Por cierto, el ipad ha calado tanto en las esferas del PP que no sólo hacen gala del aparato, sino que hasta han copiado su diseño para hacer los libretos y el escenario de la Convención.