El drama se intensifica en el caso de la narcolancha implicada en la muerte de dos agentes de la Guardia Civil en Barbate al salir a la luz una decena de indicios que llevaron a la prisión preventiva de los seis sospechosos. La revelación más estremecedora proviene de uno de los acusados, quien durante su declaración ante la jueza, y según recoge el diario El País admitió haber dicho al piloto de la embarcación: "Si le vas a dar, avísame que estoy grabando". Esta confesión añade un nuevo nivel de premeditación al ya de por sí sombrío escenario del 9 de febrero pasado.
Los implicados, que en un principio negaron su presencia en la embarcación fatal, sí reconocieron estar en el puerto aquella noche, integrando el grupo de cinco narcolanchas que buscaron refugio en Barbate. Sin embargo, la fiscalía, apoyándose en las evidencias, logró estrechar el cerco sobre los detenidos, destacando que solo una lancha con cuatro motores fuera borda coincidía con la descripción de la embarcación involucrada en el siniestro, agravado por la presencia de antenas para radar y telefonía móvil, y una carcasa dañada, detalles que casan con la descripción de la narcolancha homicida.
La fiscalía también señaló el peligroso manejo de la narcolancha en el puerto y una maniobra específica que buscaba coger velocidad para embestir de manera frontal la zódiac de la Guardia Civil, una acción que describen como "coordinada y dolosa". Este hecho, según la representante del ministerio público, evidencia una clara intención de dañar, sin dejar posibilidad de defensa a los agentes a bordo.
La implicación de los acusados se ve reforzada por el análisis de la narcolancha, que mostró "daños compatibles con el impacto con otro objeto", lo que se alinea con la hipótesis de la colisión intencionada. Además, se destacó la "capacidad de corte" de las hélices de los motores, que tuvieron un efecto devastador sobre las víctimas.
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