Casi el 40 % de España está cubierta de bosques pero conservarlos precisa una triple estrategia: fomentar la gestión forestal, recuperar la ganadería y aplicar una buena planificación territorial, ha explicado Eduardo Rojas Briales, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes (COIM).
Son los ingredientes de la fórmula recomendada por "todos los especialistas reconocidos" a escala global "y no sólo invertir en medios aéreos, que el 70 % de las veces no pueden volar porque hace viento, hay humo o es de noche", ha defendido en una entrevista con EFE con motivo del Día Internacional de los Bosques.
Un ejemplo de gestión apropiada es Galicia donde "tienen un tercio menos de fuegos que hace treinta años: sigue siendo mucho pero hay que tirar por ahí", sobre todo en un país donde desde el punto de vista europeo "estamos en la liga superior, un poco por debajo de la media, enmascarada por Suecia y Finlandia, que no tienen prácticamente agricultura".
Una imagen distorsionada
El dato contrasta con la "imagen distorsionada" que muchos españoles tienen de su propio país, una idea que obedece a que "vivimos sobre todo en costas y valles" y "como los alemanes, tendemos a flagelarnos".
La España deforestada existió "a finales del XIX, con un 10/12 % de bosques y entonces era necesario recuperarlos" pero hoy "debemos pensar menos en el crecimiento cuantitativo y más en el cualitativo".
El bosque secuestra carbono, protege el suelo, llena embalses y suministra biomateriales, como la viscosa y las fibras vegetales para el textil y la madera y el bambú para la construcción donde "podemos reducir su huella de carbono enormemente".
Estas industrias ayudan a afrontar la despoblación rural pues generan actividad económica pero necesitan "innovación, inversión y planes de ordenación a más largo plazo".
Mejorar la gestión nacional y europea
Rojas pide mejorar la gestión pública, "muy anquilosada en el pasado" ya que "la inercia ha sido la de hacer todo a través de una empresa pública y se ha abusado de ese modelo", cuando "necesitamos un sector privado potente, como sucede por ejemplo con las infraestructuras".
Un problema importante es la fragmentación forestal, ya que existen "unos dos millones de propietarios" con competencias autonómicas administrativas ejercidas a través de "unas 26 unidades territoriales" con modelos diferentes de actuación.
Además, "el 70 % de los bosques son privados y tenemos muchas zonas abandonadas" en forma de minifundios, sobre todo en el Mediterráneo y en el Cantábrico.
También es necesario mejorar el control del agua que proveen los bosques, ya que la "regulación de las cabeceras de montaña hay que retribuirla y devolver recursos a través del canon hidroeléctrico u otros mecanismos: eso no se ha hecho y le compete al Estado porque básicamente es un tema fiscal".
Respecto a las políticas europeas, la UE "ha desarrollado en estos últimos años una visión estática: que se planten muchos bosques y que no se haga nada con ellos, sólo como secuestro de CO2" pero esto conduce al abandono y al final "serán pasto de las llamas sin generar recursos".
La UE "debe ser solidaria" porque existen grandes desequilibrios: "una hectárea de bosques en Extremadura cuesta 312 veces más que 1 en Holanda" y "no es ético" plantear a un presidente autonómico que "decida si quiere mantener la Naturaleza y los bosques o tener educación, salud..."
Agentes medioambientales y bomberos forestales
Rojas también se ha referido a los dos nuevos anteproyectos de leyes básicas para agentes medioambientales y bomberos forestales, que considera contienen "aspectos dudosos" que algunos partidos nacionalistas "no van a ver bien" porque las CCAA "han desarrollado una variedad impresionante de modelos e intentar uniformizar esto ahora es muy complicado".
"El modelo tradicional del agente forestal que era responsable de su monte y daba cuentas al ingeniero, el ayuntamiento, el propietario..., podía parecer antiguo, pero tenía mucho sentido y sigue imperando en casi toda Europa", ha señalado.
El decano se ha referido también a "las dos dimensiones del ciudadano, como votante y como consumidor" que genera una situación "kafkiana o aberrante" cuando el mismo ciudadano exige por un lado que los productos sean ecológicos pero por otro lado "cuando le rasca el bolsillo o le exige esfuerzo" se olvida de los buenos deseos.
En todo caso, "no olvidemos que, si vienen mal dadas, la resiliencia la tenemos en la tradición rural" y muchos españoles están desconectados del bosque y de la Naturaleza en general.
Sin embargo, ante una guerra o una catástrofe, "los hundimientos son inmediatos..., si vives en el mundo de internet y te tiran cuatro bombas, se acaba todo y no sabes cómo sobrevivir" por lo que defiende que "deberían enseñar más en el colegio sobre todo esto".
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