El crecimiento notable de los últimos años de esta forma de contaminación, ligada a nuestro modelo de desarrollo y a la necesidad de iluminar nuevas áreas urbanas (que aportan seguridad y bienestar a la población), ha obligado a dar los primeros pasos para luchar contra este fenómeno, dando respuesta a la creciente demanda social planteada desde numerosas asociaciones astrofísicas, ecologistas, grupos de opinión y población en general que nos exigen su derecho a disfrutar de un cielo limpio y libre de contaminación lumínica.
El nuevo reglamento para la protección de la calidad del cielo frente a la contaminación lumínica, que se aprobó el pasado mes de agosto, tiene como objetivo garantizar los niveles de iluminación adecuados en nuestros pueblos y ciudades y sentar las bases para preservar los hábitats naturales más sensibles a este tipo de impacto ambiental. Además, se propone evitar las intrusiones del alumbrado exterior en el ámbito privado, garantizar el buen funcionamiento de los observatorios astronómicos y mejorar la eficiencia energética, con el consiguiente ahorro económico.
Para ello, hay que actuar desde el origen del problema, como es reducir la iluminación inadecuada a través del correcto diseño de las instalaciones y luminarias y la limitación de los parámetros luminotécnicos, según las necesidades de cada situación y tipo de territorio. Se trata de poner el acento en la prevención y en la corrección para minimizar al máximo los efectos adversos de la dispersión de la luz.
La aplicación de la nueva norma contribuirá también a otro de los objetivos estratégicos de la Consejería de Medio Ambiente, como es la lucha contra el cambio climático a través del fomento del ahorro y la eficiencia energética, mediante el uso eficiente de la luz y la energía, propiciando una importante rebaja en el consumo energético, que conlleva una disminución de emisiones de dióxido de carbono. En un principio, las estimaciones de la Consejería apuntan a una reducción anual de un 11% en el consumo energético, lo que supondrá evitar la emisión a la atmósfera 37.396 toneladas de dióxido de carbono.
Desarrollo del reglamento
En el desarrollo de este reglamento es objetivo de la CMA contar con la participación de la administración local, confiando en la sinergia de esfuerzos y recursos y en la interacción de competencias porque los retos ambientales hemos de abordarlos desde la implicación colectiva y desde el empuje unánime de todos.
El nuevo reglamento integra los requerimientos técnicos establecidos por la nueva normativa estatal de 2008 sobre eficiencia energética en instalaciones de alumbrado exterior e incluye como novedad, la regulación del diseño de las luminarias que, salvo en el entorno de edificios de especial interés patrimonial o cultural, deberán proyectar la luz de arriba a abajo y evitar así su dispersión hacia las fincas colindantes y el cielo nocturno, fundamental para disminuir esa contaminación y evitar molestias a los residentes.
Además de estas restricciones, el reglamento contempla también el uso de la iluminación para garantizar la seguridad ciudadana durante la noche, con algunas excepciones que deberán ser justificadas por estos motivos de seguridad y por situaciones de emergencia. En estos casos, serán los ayuntamientos los que tendrán potestad para decidir, mediante la autorización preceptiva, justificando el especial interés cultural, turístico y deportivo de los enclaves o edificios a proteger.
El reglamento prevé también un régimen disciplinario con una clara finalidad disuasoria para evitar posibles incumplimientos, con sanciones que pueden alcanzar hasta los 60.000 euros en aquellos casos de mayor gravedad.
Primeras acciones
Entre las primeras acciones destaca la puesta en marcha de una campaña para su medición, cuyo principal objetivo es determinar la calidad actual del cielo nocturno en Andalucía y realizar un seguimiento de ésta mediante puntos de control para conocer los parámetros de contaminación.
También se ha puesto en marcha una campaña divulgativa y de formación sobre el nuevo reglamento dirigida especialmente a los trabajadores y técnicos municipales que habrán de desarrollar el reglamento elaborando las correspondientes ordenanzas.
El objetivo es contribuir a impulsar un cambio en el enfoque y en la fisonomía de nuestros pueblos y ciudades, una incipiente transformación que defina un medio urbano con compromiso ambiental, porque desde las ciudades también se puede mejorar el entorno natural en el que nos insertamos y del que depende nuestro bienestar y progreso.
Además del beneficio ambiental, existe un claro beneficio económico, ya que el ahorro en el consumo eléctrico supondrá una rebaja importante en la factura energética de las administraciones públicas.
La participación de los ayuntamientos es clave ante este nuevo desafío ambiental
La participación de los ayuntamientos es clave para la consecución de este nuevo desafío ambiental y es necesaria su activa participación en el desarrollo de la norma, sobre todo de cara a la la división del territorio para establecer las zonas de flujo luminoso, arbitrando los diferentes límites y requerimientos técnicos para las instalaciones de alumbrado exterior, tanto públicas como privadas. La zonificación de las áreas urbanas quiere hacerse desde la armonización de todos los intereses, tanto los municipales y empresariales como los científicos, ecológicos y de ahorro energético.
Serán los ayuntamientos los que propongan el establecimiento de las diferentes áreas y, para facilitarles el trabajo, desde la CMA se va a poner a su disposición, a través de la página web, una herramienta informática sobre Google Earth, que permitirá ofrecer una imagen de Andalucía con los usos predominantes del suelo, lo que facilitará su tarea de división del territorio para la regulación lumínica.
De todo el territorio andaluz, la Consejería se reserva la regulación de las llamadas “zonas oscuras”, lugares sensibles y que por sus características ambientales exigen una protección específica, y los entornos de los dos grandes observatorios astronómicos de la región (Calar Alto, en Almería, y Sierra Nevada, en Granada).
La apuesta por la cooperación con la administración local también queda plasmada en el respaldo legal a todos los consistorios, con apoyo técnico y jurídico para la adaptación de sus ordenanzas municipales a la nueva normativa, en colaboración con la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, elaborando un modelo tipo que servirá de guía.
Además, se creará un comité técnico (con expertos del ámbito científico y universitario), que ofrecerá asesoramiento a todas las administraciones, en especial a los municipios, en la adopción de medidas para la protección del cielo nocturno.
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