El primer ministro nipón, Fumio Kishida, prometió hoy medidas para evitar nuevos casos de financiación política irregular como el que ha sumido en una profunda crisis al partido gobernante, durante una comparecencia parlamentaria este jueves.
Kishida, que atraviesa niveles mínimos de popularidad a raíz del escándalo de cobros en negro, se convirtió hoy en el primer mandatario nipón en el cargo en asistir a una comisión ética de la Cámara Baja del Parlamento nipón para dar explicaciones sobre el caso.
En su intervención, el líder conservador se comprometió a impulsar una nueva ley de control de fondos políticos y a vetar durante su mandato la organización de eventos de colecta de dinero como los que dieron lugar al escándalo, con vistas a evitar que se repitan estas irregularidades, que están siendo investigadas por la fiscalía.
"Se debe llevar a cabo una reforma de la gobernanza", afirmó Kishida, quien también afirmó que continuará "liderando los esfuerzos" para esclarecer los supuestos cobros en negro y evitar que vuelvan a producirse.
El gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), que ostenta el poder en Japón de forma casi ininterrumpida desde 1955, atraviesa una grave crisis interna tras salir a la luz estas irregularidades, que empujaron a Kishida a realizar una purga dentro de la formación y reformas estructurales en la misma.
En particular, la fiscalía nipona investiga a tres facciones del PLD -entre ellas una que lideraba el propio Kishida- por no haber declarado debidamente sus ingresos captados en eventos de recaudación de fondos, y por el momento ha presentado cargos contra responsables de contabilidad de esas agrupaciones y contra varios parlamentarios.
La acusación considera que entre 2015 y 2020 estas facciones dejaron sin declarar en torno a 6 millones de euros en fondos que fueron distribuidos entre docenas de miembros de las subagrupaciones, entre ellos altos cargos del partido que por ahora no han sido procesados.
El escándalo ha dejado en la cuerda floja a Kishida tanto ante la opinión pública -las encuestas llegaron a mostrar un respaldo popular inferior al 20 % a finales del pasado año- como dentro de su propio partido.
Y es que la limpia interna llevada a cabo por el primer ministro nipón dentro de esta formación, y que ha afectado a algunos de sus barones, puede ver comprometida su posición como líder del PLD.
Kishida deberá afrontar unas primarias en este partido antes de finales del próximo septiembre, comicios en los que se dirimirá si optará a una reelección como líder del Ejecutivo el próximo año.
Asimismo, el escándalo de los cobros en negro y la falta de acuerdo con la oposición sobre los comités parlamentarios donde se discute este tema están suponiendo un obstáculo para la aprobación del proyecto de presupuesto para el próximo año fiscal, que arrancará en el mes de abril.
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