Desde que el joven mostrara su pasión por el balonmano, padre e hijo han reforzado su relación y ambos disfrutan de poder compartir este deporte que tanto les ha aportado a los dos en sus vidas. El que fuera marido de la infanta Cristina no duda en acudir a verle a los partidos que puede, haciendo cambios en su agenda con tal de poder mostrarle su apoyo desde las gradas. Hoy, durante su partido en Santander, hemos sido testigos de lo unidos que están.
Antes de que comenzara el enfrentamiento, pudieron hablar unos minutos de manera relajada y distendida, soltando la tensión previa al partido. Iñaki acariciaba la barbilla de su hijo. Durante el partido, Iñaki Urdangarín estuvo muy pendiente de lo que ocurría en la pista, sin apartar la mirada del equipo de su hijo. Aplaudiendo como el que más, celebraba los tantos que iban marcando y que, finalmente, les daban la victoria, colocando el marcador a 25-38 por encima del Bledio Sinfín. A pesar de superar el encuentro, Pablo no se mostraba del todo contento y no escondía sus sentimientos con su padre.
Al terminar el partido, Iñaki bajaba hasta la pista para reencontrarse con su hijo y darle la enhorabuena pero, al encontrarle con los ánimos bajos, intentó animarle y darle los consejos que necesitaba en esos momentos. Aunque intentaban centrarse en su conversación, varios admiradores les pedían hacerse una fotografía con ellos, algo que aceptaban encantados y para lo que sonreían sin dudar.
Pablo Urdangarín se refugiaba en su padre, mostrándose con el rostro serio y abstraído, mirando al frente. Una señora se acercó al joven y consiguió sacarle una sonrisa al jugador. Tras hablar unos minutos a solas después de atender a sus admiradores, se marchaban de la pista abrazados por las caderas, mostrando la buena relación que mantienen. A pesar de haber cerrado una etapa con el acuerdo de divorcio, parece que padre e hijo están más unidos que nunca y hemos podido ver cómo el joven se apoya en su padre en los momentos de dudas.