La deuda de hogares, empresas, bancos y gobiernos de todo el mundo ha sumado al cierre de 2023 un total de 313 billones de dólares (289,6 billones de euros), nuevo récord, frente a los 297,7 billones de dólares (275,4 billones de euros) contabilizados en 2022, según los cálculos del Instituto Internacional de Finanzas (IIF).
Este aumento del endeudamiento ha estado protagonizado por las economías avanzadas al 55%, que ampliaron el volumen de deuda agregado a 208,3 billones de dólares (192,7 billones de euros) desde los 200 billones de dólares (185 billones de euros) de 2022.
Por contra, entre las economías emergentes el volumen de deuda se incrementó hasta los 104,6 billones de dólares (96,8 billones de euros) desde los 97,7 billones de dólares (90,4 billones de euros) del año anterior.
Los principales países responsables del aumento fueron Estados Unidos, Francia y Reino Unido en el caso de los países ricos, mientras que China, India y Brasil estuvieron a la cabeza de las naciones emergentes.
Por sectores económicos, el IIF señala que, a nivel global, los hogares aumentaron su deuda hasta los 59,3 billones de dólares (54,9 billones de euros) desde los 57 billones de dólares (52,7 billones de euros) en 2022, al tiempo que las empresas registraron un endeudamiento de 94,4 billones de dólares (87,3 billones de euros), frente a los 90 billones de dólares (83,3 billones de euros) precedentes.
Además, los gobiernos tampoco lograron reducir su deuda, y se quedaron en un montante agregado de 89,9 billones de dólares (83,2 billones de euros) frente a los 83,6 billones de dólares (77,3 billones de euros) del año anterior, igual que tampoco lo ha conseguido el sector financiero mundial, que vio crecer su pasivo a 69,4 billones de dólares (64,2 billones de euros) desde los 67,1 billones de dólares (62,1 billones de euros).
El organismo apunta a que el crecimiento de la deuda ha sido más abultado en el caso de gobiernos y empresas. El IIF ha recordado que la deuda no achacable al sector financiero fue de 244 billones de dólares (225,7 millones de euros), esto es, 45 billones de dólares (41,6 millones de euros) más que antes de la pandemia.
A pesar de que el PIB sigue por debajo de su potencial y de los crecientes gastos por intereses, la economía mundial está "resistiendo" a la volatilidad de los costes de endeudamiento. De hecho, los nuevos datos económicos han superado las expectativas en los principales países, lo que ha provocado un repunte de la confianza de los inversores.
Este cambio ha ido acompañado de un repunte "considerable" del endeudamiento a principios de 2024, lo que incluye el aumento de la emisión de eurobonos soberanos por parte de los mercados emergentes, incluidos los países de renta baja, que en los últimos años han sufrido las limitaciones de acceso a los mercados internacionales de deuda.
La institución ha añadido que de mantenerse esta dinámica, dicho optimismo debería también revertir la tendencia al desapalancamiento de los gobiernos europeos y las empresas de los mercados avanzados, que ahora están menos endeudados que en el periodo previo a la pandemia.
Por otro lado, el IIF ha apuntado a la incertidumbre en torno a la evolución del dólar y de tipos en Estados Unidos, a posibles repuntes de la inflación y a las tensiones geopolíticas como riesgos para la situación de deuda a escala mundial.
La ratio deuda/PIB se situó cerca del 330% del PIB mundial en diciembre de 2023, lo que supuso un descenso de unos dos puntos y un nuevo retroceso por tercer año consecutivo.
Sin embargo, el ritmo de moderación el año pasado fue "mucho más lento" que en 2021-22 por el contexto de menor crecimiento y descenso de la inflación. La reducción de los ratios de deuda fue especialmente notable en el mundo desarrollado, impulsada, en gran medida, por los países europeos. Solo Malta y Noruega sufrieron aumentos de sus ratios de deuda total.
En cambio, el ratio deuda/PIB de los emergentes alcanzó un nuevo máximo del 255%, con los mayores aumentos en India, Argentina, China, Rusia, Malasia y Arabia Saudí. Después, Chile, Colombia, Turquía y Polonia experimentaron bajadas de alrededor del 10% en sus índices.