El Grupo GEA de Cultura material e identidad social en la Prehistoria de la Península Ibérica, perteneciente a la Universidad de Granada (UGR), ha identificado posibles prácticas rituales en la necrópolis de Los Milanes, ubicada en Abla (Almería).
Según ha informado el Grupo GEA en su perfil de la red social X, durante esta semana sus miembros han trabajado en la documentación del depósito ritual y funerario de la sepultura 18 de la necrópolis megalítica de Los Milanes.
“Los restos antropológicos aparecen dispersos, fragmentados y entremezclados con pizarras de tamaño pequeño/mediano. No se aprecian restos en conexión anatómica lo que nos indicaría dos posibles prácticas rituales”, señalan.
Una de las alternativas es que los individuos fueron depositados poco después de la muerte y el movimiento posterior resultado de la reutilización de la sepultura acabaría con los restos desarticulados, dispersos y fragmentados.
La segunda posibilidad es que los restos pudieron ser depositados en otro sitio donde se habría producido su descomposición y ya esqueletizados, serían depositados en la cámara.
Según ha incidido el Grupo GEA, el análisis en laboratorio de las partes anatómicas conservadas y su representatividad permitirá abordar cual fue la práctica o prácticas rituales seguidas.
“Sea cual sea la alternativa, parece evidente que el ritual enfatiza la naturaleza colectiva de las sociedades megalíticas. En las tumbas los individuos pierden su carácter “individual” en un espacio social en el que lo relevante es la comunidad”, han dicho.
Según la información ofrecida por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, esta necrópolis está constituida por una agrupación de tumbas colectivas tipo tholos y se localiza en un promontorio frente al poblado, al otro lado del río.
Sobre el terreno se identifican fácilmente trece sepulturas, la mayoría han sido objeto de expolio, pero todavía se pueden apreciar varias intactas.
Estas estructuras funerarias son de planta circular, con un perímetro delimitado mediante lajas de pizarra y cubiertas realizadas mediante aproximación de hiladas, con falsa cúpula. La mayor parte de estas tumbas mantienen el túmulo exterior, mientras que el interior en muchos casos no existe, debido a la expoliación a la que se han visto sometidas.
En concreto, destaca una de las tumbas localizada en la vertiente sureste, que conserva su acceso y parte del corredor que comunicaba con la cámara, además de su túmulo exterior.
La entrada se realizaba mediante una gran laja de pizarra de forma rectangular, con una perforación circular para acceder directamente a un pequeño corredor, que aún conserva su cubierta, constituida por una laja de pizarra, mientras que los laterales se delimitan por dos hileras de grandes lajas de pizarra clavadas en el suelo.
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