La
Semana Santa es una de las celebraciones más importantes del mundo cristiano, que conmemora la
pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Sin embargo, su
fecha no es fija, sino que varía cada año según el
calendario lunar y el
equinoccio de primavera. ¿Qué criterios se siguen para fijar la fecha de la Semana Santa? ¿Qué
ventajas e inconvenientes tiene este sistema? ¿Hay alguna propuesta para establecer una
fecha fija? Estas son algunas de las preguntas que intentaremos responder en este artículo.
El
origen de la Semana Santa La
Semana Santa tiene su origen en la
Pascua judía, que celebra la
liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, según narra el
libro del Éxodo. Los judíos celebraban la
Pascua el día 15 del mes de Nisán, que coincide con la
primera luna llena de primavera. Según los
evangelios, Jesús celebró la
Pascua con sus discípulos la noche antes de su
crucifixión, en lo que se conoce como la
Última Cena. Por eso, los primeros cristianos conmemoraron la
muerte y resurrección de Jesús en la misma fecha que la
Pascua judía.
Sin embargo, pronto surgieron
discrepancias entre las distintas comunidades cristianas sobre cuándo celebrar la
Pascua. Algunas seguían el
calendario judío, mientras que otras preferían celebrarla siempre en
domingo, el día de la
resurrección. Además, el
calendario judío es lunar, mientras que el
calendario romano es solar, lo que provocaba
desajustes entre ambos. Para resolver este problema, el
emperador Constantino convocó el primer
concilio ecuménico de Nicea en el año 325, donde se estableció el criterio que se sigue hasta hoy: la
Pascua cristiana se celebra el
primer domingo después de la primera luna llena posterior al 21 de marzo, el
equinoccio de primavera. La
Semana Santa comienza el domingo anterior, que es el
Domingo de Ramos, y termina el domingo siguiente, que es el
Domingo de Resurrección.
¿Por qué
cambia la fecha de la Semana Santa? De acuerdo con este criterio, la fecha de la
Semana Santa depende de dos factores: la
luna llena y el
equinoccio de primavera. Estos dos fenómenos no coinciden exactamente cada año, sino que varían según el
ciclo lunar y el
ciclo solar. El
ciclo lunar es el tiempo que tarda la luna en dar una vuelta completa alrededor de la Tierra, que es de unos
29,5 días. El
ciclo solar es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa alrededor del sol, que es de unos
365,25 días. Como estos dos ciclos no son múltiplos enteros entre sí, la fecha de la
luna llena se adelanta o se atrasa cada año respecto al
calendario solar. Por eso, la fecha de la
Semana Santa puede variar entre el
22 de marzo y el
25 de abril.
Además, hay que tener en cuenta que existen diferentes
calendarios solares, que no coinciden entre sí. El
calendario más usado en el mundo es el
gregoriano, que fue establecido por el papa Gregorio XIII en 1582, para corregir el desfase que se había producido entre el
calendario juliano, que usaba la Iglesia desde el año 46 a.C., y el
ciclo solar real. El
calendario gregoriano introdujo la regla de los
años bisiestos, que consiste en añadir un día cada cuatro años, excepto si el año es divisible por 100 pero no por 400. Así, el año
2000 fue
bisiesto, pero el
2100 no lo será. Con esta regla, el
calendario gregoriano se ajusta mejor al
ciclo solar real, pero aún así tiene un pequeño error de unos
26 segundos por año, que se acumula con el tiempo.
Otras iglesias cristianas, como la
ortodoxa, siguieron usando el
calendario juliano, que tiene un
error mayor de unos
11 minutos por año, y que actualmente lleva un retraso de
13 días respecto al
gregoriano. Por eso, la
Semana Santa ortodoxa suele celebrarse una o varias semanas después de la
católica, aunque a veces coinciden. Por ejemplo, en el año
2023, la
Semana Santa católica será del
2 al 9 de abril, mientras que la
ortodoxa será del
16 al 23 de abril. En cambio, en el año
2025, ambas serán del
20 al 27 de abril.
¿Hay alguna propuesta para fijar la fecha de la Semana Santa? El hecho de que la
fecha de la Semana Santa cambie cada año tiene algunas
ventajas y algunos
inconvenientes. Por un lado, respeta la
tradición histórica y religiosa de la
Pascua, y permite que la celebración coincida con la
primavera, una estación que simboliza la
vida y la esperanza. Por otro lado, genera
incertidumbre y
dificultades para planificar con antelación las
actividades religiosas, educativas, laborales y turísticas que se realizan en torno a la
Semana Santa.
Por eso, desde hace tiempo, hay algunas
propuestas para establecer una fecha fija para la
Semana Santa, que facilitaría la organización y la coordinación de los distintos sectores implicados. Una de las propuestas más conocidas es la del
papa Francisco, que en el año
2015 expresó su deseo de fijar la
Semana Santa en la
segunda o tercera semana de abril, de manera que el
segundo o tercer domingo de este mes fuera el
domingo de Pascua. Esta propuesta contaría con el apoyo de otras
iglesias cristianas,