Introducen en las sierras de Almería 300 ejemplares de un caracol en peligro de extinción

Publicado: 14/12/2010
Díaz Trillo anuncia actuaciones orientadas a recuperar una especie de alto valor gastronómico para impulsar el desarrollo económico local
El consejero de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, ha acudido en la Sierra de Gádor a la liberación de 20 ejemplares nacidos en cautividad de Iberus gualtieranus, un caracol coloquialmente conocido como ‘chapa’ y que se encuentra catalogado como ‘en peligro de extinción’ en Andalucía. Esta actuación se ha llevado a cabo en el Barranco del Cañarete, en el término municipal de Almería y dentro de la restringida zona de distribución de la especie en la provincia. Asimismo, la iniciativa se enmarca dentro del Programa de Conservación y Uso Sostenible de los Caracoles Terrestres, que desarrolla la Junta de Andalucía con el apoyo europeo mediante FEADER.

Díaz Trillo, quien ha destacado la importancia económica de esta especie en Andalucía debida a su alto valor gastronómico, ha señalado que la introducción llevada a cabo hoy “responde a criterios cualitativos por encima de los cuantitativos”. A pesar de que el número de ejemplares no es muy elevado, según el consejero la selección por características y procedencia de los mismos ha sido la idónea. Así, de los 11 municipios almerienses en los que está presente la especie, las zonas escogidas para su suelta respetan el origen de los individuos parentales a partir de los cuales se han obtenido los ejemplares; mientras que el número de individuos introducidos está acorde con el tamaño de las poblaciones receptoras.

En este sentido, además de una primera suelta producida hoy en el barranco del Cañarete, el titular de Medio Ambiente ha explicado que se han liberado ejemplares en el Barranco de San Telmo (también en el término municipal de Almería), en el extremo sureste de la zona de ocupación de la ‘chapa’) y en el entorno de las Minicas (Huércal de Almería, extremo noroccidental de la zona de distribución provincial de la especie).

Todos estos ejemplares proceden de diversos ensayos de cría que finalizaron el pasado septiembre y que se han centrado en la reproducción y el crecimiento de los juveniles para conseguir adultos. Esta iniciativa, basada en el control exhaustivo de la fase de cultivo, ha alcanzado en Andalucía importantes logros relacionados con la reducción del tiempo que necesita la especie para alcanzar la madurez (de 110-120 semanas en el medio natural a 15-20 semanas en laboratorio), un incremento del número de puestas (hasta tres al año, algo insólito en las poblaciones silvestres), una elevada productividad y un porcentaje de eclosión del 94%, o una tasa de mortalidad reducida al 10%, entre otros aspectos.

La estrategia de conservación empleada con esta especie se ha dividido en varias fases, incluyendo una fase de estudio de su problemática y de aspectos básicos de su biología. En la fase que ahora concluye se ha dado preferencia a actuaciones concretas que produzcan vías de mejora en el estado de conservación, entre ellas las sueltas. Finalmente, Díaz Trillo ha anunciado que a partir del año próximo se desarrollará una nueva fase dentro del Programa dedicada a la cría a media escala de la especie, uno de cuyos objetivos prioritarios es rebajar el nivel de amenaza de la especie.

El endemismo andaluz Iberus g. gualtieranus es una de las especies de caracol más importantes de la Península, y se localiza tradicionalmente en 3 lugares muy específicos de la geografía andaluza: Sierra de Gádor en Almería, Sierra Elvira en Granada y la sierra de Jaén. Su biología, dimensiones (uno de los más grandes de la Península) o sus aspectos evolutivos lo convierten en único dentro de la malacología europea.

A pesar de su escasez, dado el valor económico de la chapa debido en gran medida a que es muy apreciado gastronómicamente, se ha seguido capturando de forma no regulada, lo que ha mermado considerablemente las poblaciones y con ello se han limitado las posibilidades de explotación ordenada del recurso y de convertirlo en atractivo gastronómico en las comarcas donde habita. En definitiva, se ha llegado a la actual situación, muy comprometida para su conservación, lo que ha motivado que la Consejería de Medio Ambiente lo incorporase al Programa de Conservación y Uso Sostenible de los Caracoles Terrestres prácticamente desde su inicio.

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