El joven ingresó en prisión, según la petición de la Fiscalía, acusado de cuatro presuntos delitos contra la seguridad del tráfico, conducción temeraria, omisión del deber de socorro y homicidio por imprudencia.
Fuentes del caso informaron de que el acusado J. G. A, de 23 años, reconoció que bebió alcohol pero declaró que no consumió ninguna droga y, en su comparecencia, aseguró que no recuerda un atropello sino solo un impacto.
No obstante, presentó lagunas de memoria y contradicciones respecto a lo declarado por el amigo que iba de copiloto, añadieron las citadas fuentes.
Su abogado, Juan Carlos Parra, informó a los periodistas de de que el joven arrojó una tasa de alcoholemia de 0,63 miligramos por litro, por lo que se encuentra muy próximo al límite de 0,60 miligramos para ser considerado como delito, y negó que dicha tasa fuese de 0,73, como aseguró el lunes el jefe superior de Policía, Antonio Jesús Figal.
En la comparecencia celebrada ayer ante el juez, el defensor pidió, sin éxito, la libertad bajo fianza del joven alegando que tiene familia, trabajo en unos grandes almacenes y no presenta riesgo de fuga.
El acusado aseguró al juez que, cuando se produjo el atropello de Silvia R, a las 5.30 horas de la madrugada del pasado domingo, acababa de arrancar su coche Mini en las inmediaciones de la discoteca “Em” y negó expresamente que estuviese haciendo trompos.
El joven, con tres años y medio de carné, conducía su propio coche con el seguro vigente, informó su abogado, quien añadió que J. G. A. declaró que nunca consume drogas. El joven está arrepentido de lo sucedido y sostiene que se fue del lugar del suceso porque se asustó, según su defensa.
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