Extraña ver como quienes han sido insultados, hasta la saciedad por el ahora presidente de Argentina Javier Milei, tildándolos de “idiotas útiles” o “casta política” que busca mantener privilegios, apoyan el primer voluminoso paquete de medidas, titulado: “a favor de la libertad de los poderosos en Argentina”. ¿Cómo es eso posible? Aún faltan días para hacer 2 meses que inicio el mandato y ya es necesario hacer memoria. Javier llega al poder del Estado, que pretende dinamitar según sus mensajes electorales, un 10 de diciembre del año pasado. Tan sólo en 55 días, promulgó un decreto con 300 medidas para “desregularizar la economía”, despedir a miles de personas, por el mero hecho de haber sido contratadas en 2023 y de paso privatizar las más operativas empresas estatales. Algo parecido ocurrió en España con los primeros gobiernos del PSOE y del PP que malvendieron las “joyas de corona”. Un solo ejemplo de una larga lista: Telefónica. ¡Si!, de la que ahora, aportando mucho más dinero del que sacó, el Estado es socio “mayoritario” con el 10% de las acciones. La vende por X y después compra por X+Z la décima parte. Aportando más dinero del que recaudó con su venta. ¡Un buen negocio! ¿Para quién? ¿Qué otros intereses están detrás de esa compra de acciones? ¿El G5 y China? Se cierra el inciso y vuelta al calificado como “megaproyecto de Milei” que se titula "Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos". Conlleva derogar o modificar un conjunto de leyes, que deben ser convalidado por Congreso y Senado. Los tribunales algo ya dijeron suspendiendo del mismo la “reforma laboral” que contenía. Milei trasladó al parlamento el proyecto de ley, denominado “ómnibus” porque contiene un paquete de leyes y que contenía 664 artículos, que recoge, entre muchas más iniciativas una de enorme importancia política: el estado de emergencia nacional que supone en la práctica transferir al Poder ejecutivo, es decir a su gobierno, la capacidad legislativa, que de momento reside en el Parlamento. El Parlamento alemán firmó su propia sentencia de muerte al otorgar plenas facultades a Adolf Hitler aprobando la ley habilitante del 23 de marzo de 1933.
A pesar de los escasos hipotéticos apoyos parlamentarios que los medios le han venido atribuyendo a Milei, cuantificados en “cerca de 10% de votos el Senado y 15% en Diputados… “ el día 2 de febrero la Cámara de Diputados aprobó la Ley con nada menos que 144 votos a favor y 109 negativos. Debe pasar aún la prueba de las discusiones del articulado que ha quedado vivo, unos 380 después de las negociaciones con los parlamentarios denominados “dialoguistas” inscritos en partidos de derecha (De casta le viene al Galgo). El recorte de artículos ha sido importante y se presume que detrás del mismo la “casta” ha podido evitar graves quebrantos a sus poderes en las provincias. Después de eso queda en manos del Senado el visto bueno del “micro bus” que ha quedado y que ya no se sabe si seguirá siendo la “piedra angular del plan del nuevo mandatario”. Porque de mandar autocráticamente se trata, como siempre ha venido ocurriendo a lo largo de la historia.
En una entrevista, (https://www.publico.es/internacional/congreso-argentina-respalda-mega-ley-milei-medio-repre-siones.html- para la BBC Javier Corrales, un profesor de ciencia política en el Amherst College de Massachusetts, ubica el fenómeno Milei como otro caso más “de líderes que llegaron al poder en la región con discursos antisistema”. Este calificativo realmente no hace justicia a Javier ya que pretende según sus palabras llevar hasta sus últimas consecuencias la perversa lógica del Sistema Capitalista. Realmente Milei es el prototipo de político del sistema ya que así se define. Nada mejor que reproducir literalmente las palabras de Milei: “Hay una frase de Milton Fitman que es maravillosa. Dice, ¿Cuál es? hablando sobre la responsabilidad social de los empresarios. Entonces Milton Friedman dice: ganar plata. Porque si ustedes ganan plata quiere decir que están sirviendo al prójimo, con bienes de mejor calidad a un mejor precio. Están arreglando la vida a la gente, es decir, aquellos emprendedores que le va bien, son héroes, son benefactores sociales. Muchachos son ustedes, ustedes son (discurso a empresarios), los que tienen que poner de pie a la Argentina. Yo me comprometo a sacarles el Estado de encima”. ¿Quién se pondrá encima? ¿Él mismo? Suena a algo parecido a ¿El Estado soy YO? Cabe preguntarse si es posible GANAR PLATA, sirviendo al prójimo, arreglándole la vida a la gente. También es de interés advertir que Milei se refiere sólo a “aquellos emprendedores que le va bien”. A los empresarios que les va mal ¿Qué decir de ellos? Porque en realidad pocos van bien. En Argentina, según informe del gobierno en 2019 “Cada año se renueva el 22% del universo empresarial debido a que abren y cierran unas 140.000 empresas por año. Abren cerca de 70.500 empresas y cierran 69.000 por año”. ¿Cerraran aquellas que Menos Plata ganan, y probablemente sean las que menos estrujan al pueblo?
Es paradójico como Milei pervierte sustancialmente la filosofía de Milton Friedman, ya que en modo alguno este economista, tan venerado por Javier, hace referencia ninguna responsabilidad social de ningún empresario y menos aún los insta a “servir al prójimo”, cual nuevos mesías. Milton Friedman se ha referido exclusivamente a que “la única responsabilidad de la empresa consiste en utilizar sus recursos en actividades encaminadas a incrementar los beneficios de los accionistas”. ¿Cuándo el bien común ha sido el objetivo de los accionistas de una empresa privada? Milei, si pretende que las empresas privadas actúen como “benefactores sociales” “sirviendo al prójimo”, asumiendo los empresarios el status de “héroes” del Pueblo, puede optar, utilizando su libertad de gobernar, por: a) Obligar a los empresarios a pensar más en los intereses del Pueblo, que en los propios, cosa harto difícil. b) O hace que el Pueblo sea el accionista mayoritario de todas las empresas. De esta forma las empresas serían públicas. La falsa dialéctica sobre la titularidad de la empresa se resuelve cuando se analiza cómo y quienes la gestionan.
La verborrea “libertaria”, como él mismo la califica, casa más con el libertinaje que con la libertad entendida como el “poder” de decidir. En este modelo económico capitalista que funciona esencialmente, visto lo visto, generando la pobreza de los más y acumulando más riqueza en los menos: ¿Qué personas tienen realmente el poder de decidir “libremente”? La esclavitud del dinero impone a la fuerza modos de vida a miles de millones de seres humanos, en una economía de mercado que trafica con derechos humanos cual si fueran vulgares mercancías.
Fdo. Rafael Fenoy
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