Una de estas mujeres, Francisca, nombre no real para proteger su identidad, sufrió la agresión hace siete años, en junio de 2003, a pesar de lo cual aún no puede evitar prorrumpir en llantos al recordar lo que le ocurrió, a la vez que reconoce que tiene “miedo” de salir a la calle.
Su agresor ya había sido condenado en 1994 a 20 años de cárcel por matar a su esposa, pero en 2002 estaba libre tras cumplir parte de la condena y por su buen comportamiento en la prisión.
Ese año conoció a Francisca, que se había quedado viuda con dos hijos y desconocía los antecedentes de su agresor, con el que comenzó una relación que fue degenerando en episodios violentos hasta que le quemó su coche y poco después la golpeó, hechos que provocaron su condena por los delitos de maltrato habitual, allanamiento de morada y daños.
Su agresor salió de prisión en septiembre de 2009, y desde entonces está incluida en el programa de protección que ofrece la policía a través de la UPAP, la Unidad de Prevención, Asistencia y Protección a la Mujer Maltratada.
El responsable de la UPAP en Sevilla, Carlos Sánchez, sostiene que la eficacia que logra con los doce agentes destinados a proteger a mujeres “es casi del cien por cien”. Cada uno, todos hombres, protege a entre 30 y 40 mujeres, que están catalogadas en cinco niveles de riesgo: extremo -que se produce los días posteriores a que denuncie la agresión-, alto, medio, bajo y no apreciable.
Cuando el riesgo es extremo, los agentes están ante el domicilio de la mujer incluso las 24 horas del día, según Sánchez, que anima a las mujeres maltratadas a denunciar para no entrar “en el círculo de la violencia”, el perdonar la primera agresión hasta que se repite, provocando “culpabilidad y sumisión”. Con esta ayuda, las mujeres maltratadas “lograrán salir de esa situación” porque los agentes actúan con las agredidas y también con los agresores.
Francisca confirma que se siente “segura” con la presencia cercana de los agentes, pero lamenta que aún no haya prosperado la petición que ha hecho para cambiar “urgentemente” de casa, donde fue la última agresión.
La última víctima, en El Ejido
La mujer que fue hallada muerta el pasado sábado en el interior de una vivienda incendiada en Fuente Nueva en El Ejido (Almería), había denunciado a su pareja en mayo por malos tratos.
La coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer en Almería, Águeda Cayuela, ha informado a Efe de que el pasado mayo la mujer había llamado al teléfono 900 200 999, de atención a las víctimas de violencia de género del IAM, y estuvo una noche en el centro de emergencias.
Al día siguiente, ha explicado Cayuela, la mujer salió del centro para acudir al juzgado a la celebración de la vista rápida, pero no llegó, indicando a los agentes que fueron a su domicilio que no se iba a personar en la denuncia.
El domingo fue detenida su pareja sentimental, después de que las primeras investigaciones revelaran que el incendio había sido provocado, pero hasta el momento no se ha confirmado que la muerte de la mujer sea un caso de violencia machista.
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