La aduana de Melilla, que Marruecos cerró de forma unilateral en agosto de 2018, y la de Ceuta, de nuevo cuño, siguen sin estar en funcionamiento un año después de la Reunión de Alto Nivel (RAN) mantenida con Marruecos y casi dos de que se alcanzara el compromiso durante el encuentro que mantuvieron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey Mohamed VI.
De ese encuentro, mantenido el 7 de abril de 2022, salió una hoja de ruta que incluía la apertura de las aduanas, incluido en Ceuta, donde nunca ha existido, y de la RAN salió una declaración conjunta en la que ambos gobiernos reafirmaron "su compromiso con la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada, incluyendo los dispositivos adecuados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo".
Para entonces, ya se había realizado unos días antes una primera prueba piloto en las aduanas, y el compromiso fue continuar con dichas pruebas conforme a un "calendario acordado" y que no se ha hecho público en ningún momento.
Tras ello, tuvo lugar una segunda a finales de ese mes y la última fue la realizada el 26 de mayo. Entonces, por primera vez se produjo también paso de mercancías desde Marruecos, ya que en las dos anteriores las expediciones se habían realizado desde España.
El adelanto electoral y el tiempo que el Gobierno estuvo en funciones paralizó aparentemente todo el proceso, sin que hubiera novedades sobre la apertura de las aduanas hasta que a mediados de diciembre el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, viajó a Rabat para reunirse con su homólogo marroquí, Naser Burita, en el que fue su primer viaje al exterior de la legislatura.
Entonces, tras una larga reunión entre ambos, Albares aseguró que por parte española "todo esta listo" para que las aduanas puedan comenzar a funcionar de forma inmediata y no es necesario realizar más pruebas piloto, pero el ministro marroquí aclaró que por su parte había una serie de cuestiones técnicas que aún querían resolver.
Con todo, Burita dejó claro que Marruecos está comprometido a cumplir todos y cada uno de los puntos de la declaración conjunta de 2022 y se mostró confiado en que "en los próximos meses" se pueda alcanzar "este objetivo común".
Desde entonces no ha habido novedades y cuando el lunes pasado durante su comparecencia en la Comisión del Congreso el portavoz del PP, Carlos Floriano, sacó el tema de que las aduanas siguen cerradas, Albares se defendió subrayando que en Ceuta nunca hubo aduana y el PP no se había quejado y tampoco lo hizo cuando Marruecos cerró de forma unilateral la de Melilla en 2018.
Tampoco se ha concretado aún la visita pendiente de Sánchez a Rabat. El presidente del Gobierno no fue recibido hace un año por Mohamed VI coincidiendo con su asistencia a la RAN. Entonces, desde Moncloa se restó importancia a este hecho porque antes de la reunión se produjo una llamada telefónica entre el presidente y el monarca alauí.
En ella, el rey de Marruecos, que en aquel momento estaba fuera del país, emplazó a Sánchez a que hiciera "próximamente una visita oficial", de la que no se ha vuelto a saber nada. Mohamed VI pasa largas temporadas fuera de Marruecos y el presidente del Gobierno estuvo en funciones hasta mediados de noviembre, pero ahora no debería haber a priori impedimentos para que esta visita se concretara, más allá de que tiene que ser el rey quien curse su invitación.
El presidente defendió durante la conferencia de embajadores celebrada a principios de enero el "nuevo capítulo en la relación bilateral" con Marruecos. "Creo que hemos alcanzado un enorme grado de solidez y de confianza que debemos seguir consolidando", sostuvo.
Entretanto, hace apenas una semana se ha producido el relevo del embajador en Marruecos. Tras más de ocho años en el cargo, Ricardo Díez-Hochleitner, será relevado por Enrique Ojeda, un diplomático próximo al PSOE y que hasta ahora era director de la Casa de América.