Los tapones de silicona arrinconan a los corcheros de Málaga

El sector atraviesa una grave crisis

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  • Se ha creado incluso una plataforma para defender el corcho a nivel andaluz.
  • Según Asaja Málaga, el precio del quintal castellano ha caído en los últimos cinco años un 30%
Los corcheros de Málaga siguen sin levantar cabeza a pesar de que la saca de este año –tal y como se denomina el proceso de extraer el corcho del tronco del alcornoque- ha sido un 15% más productiva que el ejercicio anterior debido a las intensas lluvias caídas el pasado invierno.

El principal responsable de la crisis que padecen los productores de corcho, la mayoría de ellos concentrados en la Serranía de Ronda, es el tapón de silicona, que poco a poco se va imponiendo en detrimento del tradicional cierre de las botellas de vino.

Según explica Rafael Cordero, técnico de Asaja Málaga en Ronda, “las botellas de vino aún no han abandonado del todo el corcho. En cambio, las barricas de roble en las que se almacena el vino hasta su envasado sí taponan ya, en su mayoría, con silicona”.

Los corcheros de la provincia quieren hacer un llamamiento a los consumidores para que se adquieran las botellas envasadas con tapones de corcho y avalan su petición en los numerosos estudios que existen y que afirman que el corcho, al tratarse de un producto natural, mejora las cualidades del vino, potenciando su sabor y calidad.

El precio, por los suelos

Como ocurre con la inmensa mayoría de los productos del campo, el trabajo es mucho para el valor que el mercado le otorga. Extraer el corcho de los alcornoques es una tarea absolutamente manual que no se ve recompensada económicamente. Este es el malestar que han trasladado numerosos socios de Asaja Málaga: “El precio ha caído en los últimos años un 30%”, lamentan.

En la actualidad, el quintal castellano -medida que equivale a 46 kilos- oscila entre los 30 y 50 euros si es de baja o mediana calidad, y entre 50 y 85 euros si lo es de buena o excelente calidad. La calidad, explica Cordero, dependerá de factores como la humedad, la edad de los árboles, el grosor, etc.

Asaja Málaga reivindica que se valore a este colectivo, ya que si su actividad cesa por falta de rentabilidad habrá muchos daños colaterales –no solo el agrario- que lamentar. Hay que tener en cuenta que el corcho tradicionalmente ha aportado importantes ingresos y mano de obra en buena parte del tejido agrícola de la Serranía. Además, el valor medioambiental de esta actividad es incuestionable: “Nuestros productores protegen el típico bosque mediterráneo, mantienen limpios los caminos y potencian su valor paisajístico. Hay que tener en cuenta también que todas estas actividades son las que fijan a la población en el ámbito rural, si la perdemos es muy difícil volver a recuperarla”, describe Cordero.

Cabe recordar que en la provincia de Málaga hay alrededor de 12.000 hectáreas de alcornocales entre montes públicos y privados. Las principales zonas productoras de nuestra provincia son Cortes de la Frontera, Ronda, Gaucín, los pueblos del Valle del Genal, Ojén y Junquera, principalmente.

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