Decenas de israelíes lograron hoy de nuevo bloquear la salida de camiones de ayuda humanitaria dirigida a la Franja de Gaza desde el puerto de Ashdod, después de que el Ejército declarara zona militar cerrada los cruces de entrada al enclave para evitar protestas.
Las protestas en contra de la entrada de ayuda humanitaria a Gaza "para alimentar al enemigo mientras los rehenes pasan hambre", argumentan los manifestantes, comenzaron hace una semana ante el cruce de Kerem Shalom, donde Israel inspecciona los convoyes de ayuda enviados por la comunidad internacional para la Franja.
Tras varios días de manifestaciones en ese cruce, que conecta directamente Israel con Gaza, que lograron impedir por varias horas el flujo de camiones, el Ejército declaró zona militar cerrada la zona, lo que hizo que los manifestantes fueran a protestar al cruce de Nitzana, más al sur, fronterizo con Egipto.
Ante ello, el Ejército tuvo que declarar Nitzana, por donde pasan los camiones procedentes de Egipto para ser inspeccionados en Kerem Shalom, también área militar cerrada ayer, haciendo ilegal la presencia de civiles en la zona.
Por ello, unas pocas decenas de manifestantes, alineados con la extrema derecha, acudieron hoy a protestar al puerto de Ashdod, en el sur de Israel, desde donde también llega ayuda humanitaria internacional para el enclave.
"No tiene lógica que los camiones entren directamente en manos de los terroristas de Hamás", lamentó esta semana en un comunicado la organización de reservistas Tzav 9, alineada con la derecha.
Tanto ellos como familiares de algunos rehenes consideran que Israel no debe permitir la entrada de ayuda humanitaria "al enemigo", mientras quedan dentro del enclave 136 rehenes -aunque unos 28 se calcula que están muertos- pasando hambre.
El 20 de octubre, Israel accedió por primera vez a la entrada de ayuda humanitaria a la Franja desde Egipto, por el cruce de Rafah; pero en diciembre accedió a habilitar el paso de Kerem Shalom -donde todos los convoyes eran revisados- para facilitar la logística.
Aunque la apertura de Kerem Shalom no implica que la ayuda que entra a Gaza proceda de Israel, sino que se trata en todo caso de donaciones y envío de la comunidad internacional y de las agencias humanitarias, que insisten en que la ayuda recibida es insuficiente.
Países como EE.UU., Reino Unido o la Unión Europea están presionando a Israel para que permita la entrada de más ayuda humanitaria al enclave, que suma 115 días de guerra.
Los más de 110 rehenes liberados hasta la fecha han contado que durante su cautiverio pasaron hambre, a veces solo con un plato de arroz al día, lo que aumenta la preocupación sobre el estado de los secuestrados el pasado 7 de octubre que quedan dentro.
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