El
tabaco calentado, una versión moderna del tabaco tradicional, afronta un cambio significativo en su regulación en España. Hasta el momento, esta forma de consumo de tabaco había disfrutado de ciertas libertades en comparación con productos como los cigarrillos convencionales. Una de estas libertades era la posibilidad de añadir aromas, haciendo estos productos más atractivos para los jóvenes. Sin embargo, esto está a punto de cambiar.
La
trasposición de una directiva europea obliga al gobierno a adoptar nuevas medidas, plasmadas en el Real Decreto 47/2024, que modifica el anterior Real Decreto 579/2017. Esta normativa busca igualar las restricciones del tabaco calentado a las de otros productos de tabaco. Bajo la nueva regulación, "se prohíbe que el tabaco calentado incorpore un aroma característico o algún aromatizante entre sus componentes que pueda modificar su olor o sabor, o intensificar su humo". Además, "se obliga al tabaco calentado a incorporar en su etiquetado un mensaje informativo y advertencias sanitarias sobre sus riesgos, la prohibición de su consumo por parte de menores de edad, etc." Estas medidas entrarán en vigor a mediados de abril.
Pero,
¿qué es exactamente el tabaco calentado? Según el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, se trata de un producto de tabaco que se consume por calentamiento electrónico, alcanzando temperaturas de hasta 400ºC. A diferencia de los cigarrillos electrónicos, que contienen una mezcla de ingredientes líquidos que pueden incluir nicotina, el tabaco calentado utiliza tabaco en polvo o picado.
La confusión entre el tabaco calentado y los cigarrillos electrónicos es común debido a la similitud en sus dispositivos. Sin embargo, hay diferencias clave. Mientras que los cigarrillos electrónicos utilizan líquidos, el tabaco calentado emplea tabaco real. Además, los cigarrillos electrónicos tienen menos restricciones en cuanto a lugares de venta, consumo y publicidad.
Finalmente, es importante destacar que,
según el Ministerio de Sanidad, el tabaco calentado no es menos dañino que los cigarrillos convencionales. Todos los productos derivados del tabaco son perjudiciales para la salud, tanto para quienes los consumen como para quienes están expuestos a su humo. Además, el tabaco calentado puede generar adicción y no se recomienda su uso para dejar de fumar. En España, existen distintas opciones farmacológicas para la deshabituación tabáquica, por lo que se aconseja consultar con un profesional de la salud.