Cada 6 de enero, millones de niños y niñas de todo el mundo celebran la llegada de los
Reyes Magos, que según la tradición cristiana, vinieron de Oriente para adorar al niño Jesús y ofrecerle regalos de gran valor simbólico:
oro, incienso y mirra. Pero, ¿quiénes eran estos personajes y qué hay de cierto en su existencia histórica?
La fuente bíblica
La única referencia bíblica que menciona a los
Reyes Magos se encuentra en el
Evangelio de Mateo, que narra cómo unos magos (en griego,
μάγοι, magoi) siguieron una estrella hasta Belén para rendir homenaje al recién nacido rey de los judíos. Sin embargo, Mateo no especifica ni sus nombres, ni su número, ni su condición de reyes. Estos detalles se fueron añadiendo posteriormente, basándose en otras fuentes, tradiciones y representaciones artísticas.
La tradición apócrifa
Los
evangelios apócrifos son textos que no fueron reconocidos como canónicos por la Iglesia, pero que contienen relatos sobre la vida de Jesús y sus contemporáneos. Algunos de ellos ofrecen más información sobre los
Reyes Magos, como sus nombres, sus países de origen, sus rasgos físicos y sus edades. Por ejemplo, el
Protoevangelio de Santiago los llama
Melchor, Gaspar y Baltasar; el
Evangelio armenio de la infancia los sitúa en
Persia, India y Babilonia; y el
Evangelio del Pseudo-Tomás los describe como un
anciano, un joven y un niño.
La interpretación patrística
Los padres de la Iglesia fueron los primeros teólogos cristianos que interpretaron las Escrituras y elaboraron la doctrina. Algunos de ellos se ocuparon de los
Reyes Magos y les atribuyeron un significado simbólico y profético. Por ejemplo,
Orígenes los consideró como representantes de las
naciones paganas que se convertirían al cristianismo;
Tertuliano los identificó con los
reyes de Sabá y Arabia que se mencionan en el Salmo 72; y
Agustín los vio como símbolos de la
fe, la esperanza y la caridad.
La iconografía medieval
El arte medieval plasmó la imagen de los
Reyes Magos en diversas obras, como pinturas, esculturas, mosaicos y vitrales. En estas representaciones se consolidaron algunos rasgos que aún perduran, como el número de tres, la vestimenta oriental, los regalos de
oro, incienso y mirra, y la adoración al niño Jesús. También se introdujeron algunas novedades, como la diferenciación de las edades (Melchor anciano, Gaspar maduro y Baltasar joven) y de las razas (Melchor blanco, Gaspar moreno y Baltasar negro), para simbolizar la universalidad de la salvación.
La devoción popular
La veneración a los
Reyes Magos se extendió por todo el mundo cristiano, especialmente en Oriente, donde se les consideraba santos y se les atribuían milagros y reliquias. En Occidente, su culto se intensificó a partir del siglo XII, cuando sus supuestos restos fueron trasladados desde Constantinopla a Colonia, donde se construyó una catedral para albergarlos. A partir de entonces, los
Reyes Magos se convirtieron en objeto de peregrinación, de leyendas y de fiestas, como la cabalgata que se celebra cada 5 de enero en muchos países de habla hispana.
La conclusión histórica
La existencia de los
Reyes Magos es un tema que ha generado mucha controversia y debate a lo largo de la historia. No hay pruebas históricas ni arqueológicas que la confirmen o la desmientan, solo testimonios literarios y artísticos que la han ido moldeando según las épocas y las culturas. Lo que sí es cierto es que los
Reyes Magos se han convertido en una parte importante de la tradición y la cultura navideña, que trasciende la religión y que ilusiona a grandes y pequeños.