El montañero barcelonés José Antonio Martínez, de 45 años, cumple este viernes 29 de diciembre un año desaparecido, sin rastro, tras subir él solo al pico Calvitero en la Sierra de Béjar (Salamanca), en un caso que sigue sin resolverse pese a los múltiples operativos desplegados.
"He llegado, empiezo la ruta, te quiero" fueron las últimas palabras registradas de Martínez, en el móvil de su mujer, Mercedes Gasco, a las 9:15h de la mañana del 29 de diciembre de 2022, mientras que la última señal de su teléfono identificada por la investigación fue a las 15:40 de esa tarde en la cima.
Su esposa se empezó a poner nerviosa sobre las seis de la tarde, al ser ya de noche y no haber recibido el mensaje de fin de ruta en un protocolo que tenían afinado tras cinco años de montañismo de Martínez.
"Al principio, cuando empezó las rutas, no le dejaba vivir. Le mandaba mensajes todo el tiempo. Y no se puede ir contestando tanto cuando vas en montaña. Así que lo que hacíamos, también con el buceo, es que me escribía al comenzar y al terminar", ha explicado Gasco a EFE en la víspera del aniversario de la desaparición.
Martínez llevaba dos años con la idea de subir al pico Calvitero y en esta ocasión empacó sus útiles de montaña cuando viajaron de su residencia en las Franqueses del Vallès (Barcelona) hasta Ceclavín (Cáceres), el pueblo de ella, para pasar las vacaciones navideñas.
"Yo pensaba todos los días 'a ver si se le ha olvidado y no sube', pero el 28 por la noche me dijo que lo iba a hacer. Yo me enfadé con él, le dije que no conocía la zona ni a gente, a diferencia de en Cataluña, pero me explicó que iba a subir con un grupo de una empresa de rutas, si no, habría intentado aún más que no fuera", ha relatado Gasco.
Cuando al día siguiente, pasadas las seis de la tarde, llamó a esa empresa, su responsable le dijo que no habían salido y de inmediato avisaron a la Guardia Civil, que desde esa noche y hasta hoy no ha dejado de buscar al montañero con sus especialistas en montaña (el GREIM).
Ni una pista, pero la tesis es que nunca salió de allí
La Guardia Civil, al cargo de la investigación, siempre ha trabajado con la tesis de que Martínez nunca salió de la montaña, a pesar de que en los numerosos y sofisticados despliegues para encontrarlo no se ha hallado ni una sola pista que aclare lo que ocurrió esa tarde.
Esa tesis la avala que su coche estaba en la segunda plataforma del Calvitero, al inicio de la ruta, y la señal de su móvil, que se perdió en la cima, en la zona de Tornavacas (Cáceres), lo cual apuntala la idea de que al tratar de terminar su ruta, que era circular, se desorientó y giró hacia el lado incorrecto.
"No tenemos ninguna novedad, pero no se ha dejado de buscar. Efectivos del GREIM van a la zona y si es posible llevan medios aéreos, pero ahora no tenemos previsto ningún dispositivo ampliado porque son meses de mal tiempo", han explicado a EFE fuentes de la Guardia Civil.
El último despliegue grande se hizo el 6 de noviembre, sin éxito, como todos los anteriores en los que han llegado a participar montañeros especializados, perros cadavéricos y drones muy desarrollados.
"Es como buscar una aguja en un pajar. Hay muchas grietas, mucho recoveco, escobas de dos metros de altura. Los agentes tienen claro, y nosotros también, que él no salió de allí: o se desorientó, o se cayó, o siguió caminando y buscó refugio y se quedó congelado", ha indicado la esposa del montañero.
Mercedes Gasco y José Martínez trabajaban, como enfermera y como auxiliar, en el mismo quirófano en un hospital de Barcelona, un trabajo que ha sido refugio y apoyo para ella a la hora de sobrellevar este año.