Condenado por un alijo de 10 kilos de heroína escondido en alfombras afganas

La Audiencia de Sevilla ha condenado a dos años y tres meses de cárcel a un vecino de Utrera (Sevilla) que recibió un alijo de 10,2 kilos de heroína escondido entre el tejido de unas alfombras enviadas desde Kabul (Afganistán).

La sentencia de la Sección Séptima, a la que ha tenido acceso Efe, condena a M.G.P., de 39 años, porque el 3 de septiembre de 2007 recibió el paquete en un local de la plaza de los Ángeles de Utrera, aunque fue detenido porque la Guardia Civil había sido previamente alertada por las autoridades de Bélgica de la llegada al aeropuerto de Sevilla del envío sospechoso.

Se trataba de tres bultos con un total de 17 alfombras, de las cuales nueve tenía la droga escondida en estrechos tubos como si fueran hilos trenzados.

En total, la droga pesaba 10.202 gramos y equivalía a una pureza de 1.880 gramos de heroína pura, valorada en el mercado ilícito en 19.633 euros, precisa la sentencia.

El fallo impone al acusado dos años y tres meses de prisión y le aplica la atenuante de su "grave adición a las heroína" que le llevó a aceptar el encargo que le hizo un hombre desconocido mientras estaba ejerciendo de aparcacoches ilegal en un hipermercado.

La Audiencia absuelve a un primer acusado porque no se ha demostrado que fuese la persona que encargó a M.G.P., a cambio de cien euros, recepcionar en el citado local de Utrera el envío.

Así, explican los jueces que las declaraciones acusatorias de M.G.P. "no han sido persistentes ni monocordes y en las sucesivas ruedas de reconocimiento no llegó a identificar del todo" a la persona que le hizo el encargo.

Además, dijo que dicho hombre conducía un coche Renault Laguna que solo coincide con el del acusado en la marca, ya que la matrícula dada era "ostensiblemente diferente".

"Con estos mimbres, los miembros de esta sala tienen serias dudas sobre la participación de R.P.R.", para quien el fiscal había pedido diez años y medio de cárcel, que es absuelto en virtud del principio de "in dubio pro reo".

La condena se impone por un delito de tráfico de drogas que causan grave daño a la salud pero en grado de tentativa, como sucede siempre que haya paquetes enviados desde el extranjero y "el receptor material de la droga no tiene posibilidad real de su distribución y se acredita que no ha participado en los actos anteriores y preparativos del envío", explican los jueces.