Una multitudinaria caravana de miles de migrantes se prepara para salir caminando este domingo 24 de diciembre, con el objetivo de llegar a Estados Unidos, desde Tapachula, en el sureño estado mexicano de Chiapas.
El coordinador general del Centro de Dignificación Humana (CDH), Luis Rey García Villagrán, explicó que estiman que la caravana está compuesta por cerca de 10.000 personas, de las cuales más de 3.000 son niños menores de 14 años.
También hay mujeres embarazadas, personas con necesidades especiales y adultos mayores.
“Vamos a caminar aproximadamente 6.500 personas en alto grado de vulnerabilidad, es decir, mujeres embarazadas, niños especiales, adolescentes y pocos hombres solos”, dijo García Villagrán.
Estimó que para los días 25 y 26 de diciembre van a superar los 15.000 personas en la carretera costera.
Las personas son originarios de 24 nacionalidades, principalmente de Centroamérica, Cuba, Haití, Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil, Nicaragua, África y Asia.
Luis Daniel, originario de Cuba, se registró hace tres meses y medio, pero no ha tenido ninguna respuesta de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), por lo que sigue esperando correos y sus citas.
“He ido a migración, a la Comar, he tratado de subir en autobús, en el primer retén me han bajado, me ha robado mi dinero sin darnos el libre tránsito" y "prefiero que me maten en el camino que regresar a mi país”, compartió con EFE.
Este migrante, abogado de profesión, fue asaltado en Tapachula, donde le robaron su pasaporte y dinero. Ahora se encuentra en espera de poder salir este domingo en la caravana, porque el Gobierno mexicano no les presta atención a las personas extranjeras.
Silva Elizabeth Flores, de nacionalidad hondureña, indicó que llegaron a México con la intención de hacer las cosas de manera legal y transparente, pero nunca tuvo respuesta de las autoridades que brindan refugio y las que otorgan documento de estancia legal.
“Necesitamos movilizarnos, irnos a la Ciudad de México, porque hay mayores oportunidades, aquí solo nos dan citas y citas, sin respuesta alguna, lo más complicado es poder trabajar y alimentar a la familia con un documento que nos puedan conceder un trabajo”, afirmó.
Esta mujer, quien estuvo trabajando 19 años en una textilería en Honduras, tuvo que abandonar su trabajo por la delincuencia, violencia y la falta de economía, logrando llegar a México donde pensó que encontraría refugio y un mejor futuro para su familia.