Los locales solo les permiten estar allí tres días, cuando los rohinyás deberán ser trasladados a otra ubicación que todavía se desconoce
Dos grupos de más de 300 migrantes rohinyás, que arribaron en dos barcos durante el fin de semana a la provincia indonesia de Aceh, fueron trasladados este lunes por las autoridades a zonas de refugio temporal en medio de las tensiones con la población local durante la actual ola de llegadas.
En la población de Pidie, donde arribó en la madrugada del domingo uno de los navíos, los rohinyás han sido trasladados a tiendas de campaña a unos 100 metros del punto de llegada, declaró este lunes a EFE el jefe del Departamento de Servicios Sociales del municipio, Muslim.
El representante local apuntó que los locales solo les permiten estar allí tres días, cuando los rohinyás deberán ser trasladados a otra ubicación que todavía se desconoce.
Muslim aseguró a EFE que algunas comunidades locales "rechazan y no están dispuestas a aceptar" la llegada de rohinyás a raíz de problemas que han surgido con anteriores olas de migrantes, lo que dificulta las tareas de las autoridades para otorgar refugio.
Mientras en Banda Aceh, la capital provincial y donde se registró la otra llegada del fin de semana, otro grupo de rohinyás han sido trasladados a las cercanías de la Oficina del Gobernador también en medio de la resistencia mostrada por los locales para aceptarlos.
La reciente ola de llegadas al norte de Indonesia de barcos cargados con migrantes rohinyás, una etnia de mayoría musulmana perseguida en Birmania, está creando tensiones con las comunidades locales después de que solo en noviembre arribaran más de 1.000 rohinyás a Aceh, según cifras de la ONU.
El viernes, el presidente de Indonesia, Joko Widodo, expresó sus sospechas de que la reciente crisis migratoria de rohinyás se debe a bandas de tráfico humano e indicó que su país actuará contra los culpables de trata de personas, al tiempo que proveerá asistencia humanitaria a los refugiados.
Los rohinyás se lanzan a esas peligrosas travesías oceánicas en un intento de huir de Birmania, donde sufren persecución, y de los campos de refugiados de la vecina Bangladés, donde son víctimas de un aumento de la criminalidad, las restricciones impuestas por las autoridades y la falta de esperanza.
En 2022, cerca de 3.500 personas de etnia rohinyá arriesgaron sus vidas en las peligrosas rutas marítimas del mar de Andamán y la bahía de Bengala y al menos 348 de ellas murieron o desaparecieron en esas travesías, según los datos de ACNUR.
En agosto de 2017, el Ejército birmano desplegó una campaña militar contra los rohinyás en un brutal operativo que motivó el éxodo de más de 720.000 refugiados y por el que el país se enfrenta a una acusación de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya.