El turrón es uno de los dulces más típicos y antiguos de la Navidad, pero también uno de los más innovadores y sorprendentes. Su origen se remonta a la época árabe, cuando los musulmanes introdujeron en la península ibérica el uso de la almendra, la miel y el azúcar para elaborar distintos tipos de confituras y pasteles en Al-Ándalus. Uno de ellos era el turrón, que se cree que deriva de la palabra árabe turun, que significa 'pasta de almendras'.
El turrón se fue extendiendo por diferentes regiones de España, especialmente por las zonas productoras de almendra, como Andalucía, Aragón, Cataluña o Valencia. Cada lugar le dio su toque particular, creando distintas variedades de turrón, como el duro, el blando, el de yema, el de frutas, el de coco o el de nata nuez. El turrón duro, también llamado de Alicante, se hace con almendras enteras y se cubre con obleas. El turrón blando, también conocido como de Jijona, se hace con almendras molidas y tiene una textura cremosa. Estos son los turrones más tradicionales de España, y tienen una larga historia que se remonta a la época árabe. El turrón se convirtió en un símbolo de la gastronomía navideña, y se exportó a otros países, como Francia, Italia, Portugal o América Latina.
Sin embargo, el turrón no se ha quedado estancado en la tradición, sino que ha sabido adaptarse a los nuevos gustos y tendencias de los consumidores. Así, han surgido turrones de lo más variados y originales, que combinan ingredientes insólitos, como el chocolate, el licor, las especias, las frutas exóticas o incluso el foie gras, las anchoas o el mojito. Estos turrones, llamados 'delux' o 'gourmet', son obra de maestros turroneros que buscan sorprender y seducir al paladar con recetas innovadoras y creativas.
Algunos ejemplos de estos turrones son el de Donuts, elaborado por Torrons Vicens, que fusiona el sabor del turrón con el de la rosquilla más famosa del mundo. Este turrón tiene una base de chocolate con leche, una capa de praliné de avellanas y una cobertura de chocolate blanco con trozos de donuts. El resultado es un turrón crujiente y cremoso, con un toque de vainilla y canela. Se hizo viral en su momento, es bastante caro y difícil de encontrarl.
Otro ejemplo es el de licor de arroz, creado por la pastelería Llima Verda, que mezcla chocolate blanco, nueces y la bebida típica del Valle del Ebro y la Comunidad Valenciana. El licor de arroz es un aguardiente aromatizado con cáscara de limón, canela y clavo, que se suele tomar como digestivo después de las comidas. El turrón de licor de arroz tiene un sabor suave y dulce, con un toque de cítricos y especias.
No menos atrevida es el turrón de foie de pato con praliné de almendra elaborado Grand Mère Gussó en tabletas de 250 gramos. Su sabor se describe como "intenso sabor del foie gras de pato endulzado con turrón de almendra aromatizado con limón". Es aconsejable presentarlo en porciones finas, de 1,5 centímetros y decorar con azúcar moreno.
También destaca el de pan con tomate, de la casa Virginias, que incorpora pan tostado, aceite de oliva virgen extra y sal. El pan con tomate es una de las tapas más populares de la cocina catalana, que consiste en frotar un trozo de pan con tomate maduro, añadir aceite y sal, y acompañarlo con jamón, queso o embutido. El turrón de pan con tomate es una versión dulce de este plato, que combina el chocolate con el crujiente del pan y el sabor del tomate.
Por último, el más sorprendente es el de anchoas, de la marca cántabra Monper, fabricado con cacao procedente de Sudamérica y filetes de bocarte en salazón de la tierra. Las anchoas son un pescado azul muy apreciado por su sabor intenso y salado, que se suele consumir en conserva o en vinagre. El turrón de anchoas es una propuesta atrevida y original, que contrasta el dulzor del chocolate con el salado de las anchoas, creando una explosión de sabores en la boca.
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